José estuvo durante 13 meses extraviado en alta mar y logró sobrevivir alimentándose de peces, tortugas y aves. Tuvo que beber su propia orina para no morir deshidratado. En una ocasión vio un buque carguero y la vida volvió a su cuerpo moribundo, pero los tripulantes del barco se mostraron indiferentes y no lo ayudaron; por el contrario, sólo lo saludaron y siguieron de largo. El hombre aún no se explica cómo estas personas lo dejaron a la deriva en esas condiciones.

En un estado deplorable fue rescatado en  las islas Marshall, en la región de Micronesia, el 30 de enero de 2014. Se estima que su recorrido fue casi de 10.000 kilómetros. El hombre escribió un libro para contarle su historia al mundo. Desde el momento de su regreso, José se convirtió en toda una celebridad y tanto fue su éxito, que un periodista de origen estadounidense decidió comprar los derechos de autor de su historia, para publicar su libro y presuntamente, también producir una cinta cinematográfica.

¿Para sobrevivir, practicó el canibalismo?

Pero Ezequiel supuestamente, no pudo soportar los impases del clima y falleció, por lo que José se vio obligado a abandonar el cadáver en el mar. Sin embargo, nadie creyó esta versión y fue sometido a un detector de mentiras, que efectivamente le dio la razón y todo lo que ha dicho al respecto, al parecer es verdad.

José asegura que Ezequiel le hizo jurar que guardaría su cadáver para devolverlo a su familia, pero luego de que falleciera, este duró solo 6 días con él, pues el estado de putrefacción era insoportable y José decidió arrojarlo al mar.

Una propuesta económica bastante considerable

La familia de Ezequiel no estuvo convencida de esta versión y se atrevieron a denunciarlo por canibalismo, porque según ellos, José se comió a Ezequiel para poder sobrevivir. La familia pidió la suma considerable de un millón de dólares, para subsanar la pérdida de su ser querido, aunque realmente ni por otodo el oro del mundo volvería.

José se vio envuelto en unas serie de problemas judiciales, debido a esta acusación y se atrevió a jurar que no se comió a su amigo y que lo que ha dicho es cierto en su totalidad. Optó por contratar los servicios de Ricardo Cucalón, un conocido  abogado, quien llegó a un acuerdo con la familia. El trato consistió en dividir las ganancias devengadas del libro publicado, otorgándoles el 50% a la familia de Ezequiel, para que cesaran las demandas y la acusaciones en su contra, pero el lío judicial demoró bastante tiempo.

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