De Santos y Milagros
Ya hemos dedicado varios artículos al asunto religioso, y en particular a la manera como los milagros aparecen en la cotidianidad. Esto, prueba de la injerencia divina en los asuntos humanos, es uno de los componentes fundamentales en cualquier religión y una de las principales pruebas que ilustran – según quienes creen – la existencia de algo más allá de lo que podemos ver.
En este artículo revisaremos uno de los milagros históricos más interesantes de la Edad Moderna: la historia de Giuseppe da Copertino (José de Cupertino, en español), un sacerdote que según todos los registros solía levitar de manera espontánea… entre muchas otras cosas extrañas. Veamos su relato:
El nacimiento de Giuseppe
Giuseppe da Copertino nació el 17 de junio de 1603 en la entonces Provincia de Apulia del Reino de Nápoles. Desde niño comenzó a tener visiones extáticas en las que perdía el control sobre sí mismo y pasaba a veces más de una hora imbuido en un mundo presente solo ante sus ojos.
Por esta razón, luego de un corto periodo en la comunidad de los Hermanos Capuchinos fue expulsado de la Orden. Se consideraba que no era una persona particularmente fiable, ya que dejaba sus labores en medio de sus visiones.
Sin embargo, Giuseppe siguió viviendo en las cercanías del convento y eventualmente convenció a los frailes de que le permitieran trabajar en los establos. Su buena voluntad, su paciencia y su esfuerzo le valieron el cariño de los religiosos, que eventualmente volvieron a aceptarlo en la Orden donde se convertiría en un sacerdote en 1628.
Fue entonces cuando las visiones comenzaron a empeorar. De acuerdo con los documentos, el sacerdote comenzaría a tenerlas incluso durante la misa y otros eventos religiosos. Eventualmente, sin embargo, las visiones llegarían con sucesos más dramáticos… como la levitación.
El Monje que volaba
Según los testimonios que quedan, el primero de sus vuelos (al menos, a los ojos públicos) ocurrió el 4 de octubre de 1930 cuando en medio de una procesión por la fiesta de San Francisco de Asís el sacerdote comenzó a tener una de sus visiones. Súbitamente se elevó del suelo y flotó sobre la multitud por algunos minutos. Al descender se veía confundido – parece ser que no era consciente de lo que acababa de pasar – y, avergonzado, corrió a esconderse en casa de su familia.
No sería más que el primero de una serie de vuelos que le ganaron el sobrenombre de “el Santo Volador” y lo convirtieron en una celebridad. Según parece, cuanto menos un millar de personas habrían sido testigos de estos sucesos.
El más célebre de los vuelos del Padre Giuseppe ocurrió nada más y nada menos que ante el Papa Urbano VIII. Según se cuenta, cuando se agachó a besar la mano del Papa fue presa de la emoción y se elevó frente a todos los presentes. Luego de ello, sus vuelos dejarían de tener tanto renombre.
Originalmente acusado por la Inquisición (bajo la sospecha de brujería), Giuseppe fue privado de todo contacto con el mundo en 1639. A partir de entonces viviría un estilo de vida asceta, comiendo solo dos veces a la semana y dedicando su tiempo a la meditación. Eventualmente recobraría su libertad en 1657 y moriría poco después.
Fuente de imágenes: 1: lecceprima.it, 2: donbosco-torino.it