Aunque podían pescar todavía en el río Sena, los pobladores optaron por la alimentación de sus animales domésticos y de las ratas. Incluso de las palomas. Era tanta el hambre que se preparaban platos maravillosos con la carne de estos animales; se llenaban de especies y quedaban deliciosos platillos que las crónicas aseguran eran apetecibles.
Varios testimonios como el del pintor Edouard Manet, aseguran cómo estaban las condiciones alimenticias. Le cuenta en una carta durante el asedio a su esposa, que la alimentación estaba basada principalmente en estos animales y que la carne de caballo era abruptamente costosa.
Es alarmante y muy curioso ver los afiches de los menús de los restaurantes, donde ponían las preparaciones que los chefs podían hacer con los pobres animales o con las asquerosas ratas.
El Jardin des Plantes y sus animales
Otra rica fuente de proteína animal la buscaron en los zoológicos. Allí se hizo exclusivo comerse todos los animales que embellecían a París, hasta los elefantes que eran amados por todos los parisenses, Castor y Pollux fueron fusilados para alimentar a las personas.
Desde asados de burros y muslos de oso, hasta filetes de elefante, los parisenses con gran refinamiento comían a sus animales. No era sólo una bárbara alimentación, el día a día llevaba a que se organizaran banquetes en los mejores restaurantes, incluso los que están frente a la Opera.
Se comía con gran maestría, pero se rechazó sacrificar a los monos, para no llegar al miedo de la antropofagia y tampoco a los tigres o leones por considerar que era una carne mala para el organismo humano.
También se evitó el menú a los hipopótamos. Pues se consideraba que su carne era demasiado valiosa. El mismo animal era muy caro al desplazarlo a la ciudad en otra mejor época.
Lo que sí se consumió fue estofado de canguro y anca de lobo. Se preparaban los animales con distintos tipos de especias o condimientos, incluso el uso de berros y otros vegetales trataban de darle un sentido del humor a las condiciones que se vivían en la ciudad.
Por ejemplo, es notoria la anécdota de una señora que al no querer pagar por una rata en un restaurante pide una ensalada y el cocinero le responde: “señora, esto es un restaurante, no una pradera”.
Varios testimonios de este tipo se encontraban a diario. Además de soportar los constantes bombardeos de los alemanes, los franceses no escatimaron en proteger sus cualidades culturales. Su afición a “La Alta Cocina”, sin importar el tipo de carne que existiera, ni tampoco escatimar en las especies suficientes para que la alimentación fuera gloriosa para la derrota que vivía la ciudad.
Finalmente, fue hasta enero que la ciudad sitiada se rindió ante las fuerzas invasoras. Los franceses tuvieron que entregar Alsacia y Lorena, así como varias minas de hierro que perfeccionarían el proceso industrial entre los alemanes.
En el palacio de Versalles, como una gran humillación para la historia, el káiser Guillermo I se proclamó rey de toda Alemania, pues el proceso de unificación se completó entre estas naciones germánicas al ver el triunfo prusiano durante la guerra.
Francia perdió, pero también ganó la sensibilidad que a los alemanes les llevaría recuperar en varias décadas, pues el sentido del humor junto con los valores civiles y su sentimiento de comunidad, no desaparecieron y la III República siguió existiendo hasta la derrota que sufrió Francia durante 1940.
Fuentes:
- https://www.clarin.com/viste/ano-paris-comio-animales-zoologicos_0_SPY78H27D.html
- https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/el-ano-en-que-los-parisinos-se-comieron-a-los-animales-de-su-propio-zoologico-nid31082021/
- fr.wikipedia.org/wiki/Troisi%C3%A8me_R%C3%A9publique_(France)#Gouvernement_de_la_D%C3%A9fense_nationale
Imágenes: 1. www.larazon.es 2. www.lanacion.com.ar 3. laalcazaba.org
La III República y el Gobierno de Defensa Nacional
El 4 de septiembre en París, enterados de la bochornosa derrota de Napoleón, el opositor repúblicano León Gambetta, procramó la República y un gobierno provisional de defensa contra los embistes alemanes, pues estos al ganar, pedían grandes extensiones territoriales y recursos industriales.
Además, pedían un excesivo pago de dinero por gastos de guerra y la humillación francesa frente a una nación que aún no estaba formada: la alemana.
Pero los parisenses no dejarían el camino tan fácil a la embestida alemana. Gracias al nacionalismo y la idea de construir una nueva nación francesa con valores basados en la democracia y la fraternidad, así como la experiencia previa de la Revolución, y de la ansiada derrota de los monárquicos, resistió a toda costa y se enfrentaron a las fuerzas del prusiano Helmuth von Moltke.
La resistencia francesa estuvo en París. Se organizó un ejército popular que se enfrentó en vano pero arduamente contra el ejército bien organizado de los prusianos. En respuesta el 19 de septiembre, las fuerzas de von Moltke sitiaron París durante cuatro meses y 9 días.
El asedio de París
La armada del mariscal Bazaine enfrentó a los alemanes en Metz, en un evento conocido como “La siega de Metz”. Desde el 18 de septiembre París quedó asediada, pero el 30 de septiembre los franceses fueron incitados a organizar una fuerza de resistencia.
El 7 de Octubre, el ministro de asuntos internos, Gambetta, sale en Zeppelín hacia donde está acampado Bazaine con sus 150,000 hombres. Intenta repetidas veces enfrentarse a los alemanes, pero sus fuerzas están mal equipadas y son replegadas hacia Bourdeux.
Dentro de París la situación fue grave. La temperatura bajó en diciembre a menos 12 grados y la escasez de comida provocó angustia en toda la población. Los primeros meses, la alimentación se basaba principalmente de los víveres básicos que aún habían.
Verduras, leche, queso, carnes habituales y otros productos fueron los primeros en acabarse. Los precios, además, estaban disparados y sólo una pequeña parte de la población podía acceder a ellos. Claramente no faltaba los especuladores que aún en las peores circunstancias acaparaban comida por el deseo de venderla más costosa.
Luego, entre los sectores más pobres, los parisenses se empezaron alimentar de carne de caballo. Todos los equinos, en total 70.000 de ellos fueron sacrificados para alimentar a la población. Hasta dos caballos del propio emperador Napoleón III fueron asesinados para que la gente pudiera comer algo.
Perros, gatos y ratas
Aunque podían pescar todavía en el río Sena, los pobladores optaron por la alimentación de sus animales domésticos y de las ratas. Incluso de las palomas. Era tanta el hambre que se preparaban platos maravillosos con la carne de estos animales; se llenaban de especies y quedaban deliciosos platillos que las crónicas aseguran eran apetecibles.
Varios testimonios como el del pintor Edouard Manet, aseguran cómo estaban las condiciones alimenticias. Le cuenta en una carta durante el asedio a su esposa, que la alimentación estaba basada principalmente en estos animales y que la carne de caballo era abruptamente costosa.
Es alarmante y muy curioso ver los afiches de los menús de los restaurantes, donde ponían las preparaciones que los chefs podían hacer con los pobres animales o con las asquerosas ratas.
El Jardin des Plantes y sus animales
Otra rica fuente de proteína animal la buscaron en los zoológicos. Allí se hizo exclusivo comerse todos los animales que embellecían a París, hasta los elefantes que eran amados por todos los parisenses, Castor y Pollux fueron fusilados para alimentar a las personas.
Desde asados de burros y muslos de oso, hasta filetes de elefante, los parisenses con gran refinamiento comían a sus animales. No era sólo una bárbara alimentación, el día a día llevaba a que se organizaran banquetes en los mejores restaurantes, incluso los que están frente a la Opera.
Se comía con gran maestría, pero se rechazó sacrificar a los monos, para no llegar al miedo de la antropofagia y tampoco a los tigres o leones por considerar que era una carne mala para el organismo humano.
También se evitó el menú a los hipopótamos. Pues se consideraba que su carne era demasiado valiosa. El mismo animal era muy caro al desplazarlo a la ciudad en otra mejor época.
Lo que sí se consumió fue estofado de canguro y anca de lobo. Se preparaban los animales con distintos tipos de especias o condimientos, incluso el uso de berros y otros vegetales trataban de darle un sentido del humor a las condiciones que se vivían en la ciudad.
Por ejemplo, es notoria la anécdota de una señora que al no querer pagar por una rata en un restaurante pide una ensalada y el cocinero le responde: “señora, esto es un restaurante, no una pradera”.
Varios testimonios de este tipo se encontraban a diario. Además de soportar los constantes bombardeos de los alemanes, los franceses no escatimaron en proteger sus cualidades culturales. Su afición a “La Alta Cocina”, sin importar el tipo de carne que existiera, ni tampoco escatimar en las especies suficientes para que la alimentación fuera gloriosa para la derrota que vivía la ciudad.
Finalmente, fue hasta enero que la ciudad sitiada se rindió ante las fuerzas invasoras. Los franceses tuvieron que entregar Alsacia y Lorena, así como varias minas de hierro que perfeccionarían el proceso industrial entre los alemanes.
En el palacio de Versalles, como una gran humillación para la historia, el káiser Guillermo I se proclamó rey de toda Alemania, pues el proceso de unificación se completó entre estas naciones germánicas al ver el triunfo prusiano durante la guerra.
Francia perdió, pero también ganó la sensibilidad que a los alemanes les llevaría recuperar en varias décadas, pues el sentido del humor junto con los valores civiles y su sentimiento de comunidad, no desaparecieron y la III República siguió existiendo hasta la derrota que sufrió Francia durante 1940.
Fuentes:
- https://www.clarin.com/viste/ano-paris-comio-animales-zoologicos_0_SPY78H27D.html
- https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/el-ano-en-que-los-parisinos-se-comieron-a-los-animales-de-su-propio-zoologico-nid31082021/
- fr.wikipedia.org/wiki/Troisi%C3%A8me_R%C3%A9publique_(France)#Gouvernement_de_la_D%C3%A9fense_nationale
Imágenes: 1. www.larazon.es 2. www.lanacion.com.ar 3. laalcazaba.org
El siglo XIX francés, pasó por varios eventos. Desde la gloriosa llegada de Napoleón I, emperador de Francia y de casi toda Europa, hasta la decaída y la vuelta al Antiguo Régimen monárquico.
La llegada al poder de Napoleón III, el pequeño, aquel hombre que fue capaz de enviar un ejército con un emperador a tierras mexicanas, así como otros eventos férreos y muchas veces desafortunados, habría sido el encargado de liderar una guerra contra Prusia, una nación misteriosa.
Las astucias del canciller Otto Von Bismarck, llevaron a la guerra a estas dos potencias. El ejército prusiano, excelentemente organizado y con una capacidad bélica asombrosa, no tuvo ningún obstáculo en aplastar a toda costa las fuerzas francesas. El ejército francés fue derrotado muy rápido y Napoleón III, tuvo que declararse en derrota.
La batalla de Sedan y la rendición napoleónica
En menos de dos meses de iniciada la guerra, los prusianos aliados de otros estados alemanes como Sajonia, llevaron ejércitos que sumaban más de doscientos mil soldados y 700 cañones de artillería pesada, a la otra orilla del río Mosa, donde estaba reorganizado el ejército francés.
Pero entre el 1 y 2 de septiembre de 1870, la batalla dejó triunfante a los prusianos, con pequeñas pérdidas humanas (2320 muertos) frente a la dimensional pérdida francesa (17000 muertos y 21000 heridos). La rendición de Napoleón y su captura no se hicieron esperar.
La III República y el Gobierno de Defensa Nacional
El 4 de septiembre en París, enterados de la bochornosa derrota de Napoleón, el opositor repúblicano León Gambetta, procramó la República y un gobierno provisional de defensa contra los embistes alemanes, pues estos al ganar, pedían grandes extensiones territoriales y recursos industriales.
Además, pedían un excesivo pago de dinero por gastos de guerra y la humillación francesa frente a una nación que aún no estaba formada: la alemana.
Pero los parisenses no dejarían el camino tan fácil a la embestida alemana. Gracias al nacionalismo y la idea de construir una nueva nación francesa con valores basados en la democracia y la fraternidad, así como la experiencia previa de la Revolución, y de la ansiada derrota de los monárquicos, resistió a toda costa y se enfrentaron a las fuerzas del prusiano Helmuth von Moltke.
La resistencia francesa estuvo en París. Se organizó un ejército popular que se enfrentó en vano pero arduamente contra el ejército bien organizado de los prusianos. En respuesta el 19 de septiembre, las fuerzas de von Moltke sitiaron París durante cuatro meses y 9 días.
El asedio de París
La armada del mariscal Bazaine enfrentó a los alemanes en Metz, en un evento conocido como “La siega de Metz”. Desde el 18 de septiembre París quedó asediada, pero el 30 de septiembre los franceses fueron incitados a organizar una fuerza de resistencia.
El 7 de Octubre, el ministro de asuntos internos, Gambetta, sale en Zeppelín hacia donde está acampado Bazaine con sus 150,000 hombres. Intenta repetidas veces enfrentarse a los alemanes, pero sus fuerzas están mal equipadas y son replegadas hacia Bourdeux.
Dentro de París la situación fue grave. La temperatura bajó en diciembre a menos 12 grados y la escasez de comida provocó angustia en toda la población. Los primeros meses, la alimentación se basaba principalmente de los víveres básicos que aún habían.
Verduras, leche, queso, carnes habituales y otros productos fueron los primeros en acabarse. Los precios, además, estaban disparados y sólo una pequeña parte de la población podía acceder a ellos. Claramente no faltaba los especuladores que aún en las peores circunstancias acaparaban comida por el deseo de venderla más costosa.
Luego, entre los sectores más pobres, los parisenses se empezaron alimentar de carne de caballo. Todos los equinos, en total 70.000 de ellos fueron sacrificados para alimentar a la población. Hasta dos caballos del propio emperador Napoleón III fueron asesinados para que la gente pudiera comer algo.
Perros, gatos y ratas
Aunque podían pescar todavía en el río Sena, los pobladores optaron por la alimentación de sus animales domésticos y de las ratas. Incluso de las palomas. Era tanta el hambre que se preparaban platos maravillosos con la carne de estos animales; se llenaban de especies y quedaban deliciosos platillos que las crónicas aseguran eran apetecibles.
Varios testimonios como el del pintor Edouard Manet, aseguran cómo estaban las condiciones alimenticias. Le cuenta en una carta durante el asedio a su esposa, que la alimentación estaba basada principalmente en estos animales y que la carne de caballo era abruptamente costosa.
Es alarmante y muy curioso ver los afiches de los menús de los restaurantes, donde ponían las preparaciones que los chefs podían hacer con los pobres animales o con las asquerosas ratas.
El Jardin des Plantes y sus animales
Otra rica fuente de proteína animal la buscaron en los zoológicos. Allí se hizo exclusivo comerse todos los animales que embellecían a París, hasta los elefantes que eran amados por todos los parisenses, Castor y Pollux fueron fusilados para alimentar a las personas.
Desde asados de burros y muslos de oso, hasta filetes de elefante, los parisenses con gran refinamiento comían a sus animales. No era sólo una bárbara alimentación, el día a día llevaba a que se organizaran banquetes en los mejores restaurantes, incluso los que están frente a la Opera.
Se comía con gran maestría, pero se rechazó sacrificar a los monos, para no llegar al miedo de la antropofagia y tampoco a los tigres o leones por considerar que era una carne mala para el organismo humano.
También se evitó el menú a los hipopótamos. Pues se consideraba que su carne era demasiado valiosa. El mismo animal era muy caro al desplazarlo a la ciudad en otra mejor época.
Lo que sí se consumió fue estofado de canguro y anca de lobo. Se preparaban los animales con distintos tipos de especias o condimientos, incluso el uso de berros y otros vegetales trataban de darle un sentido del humor a las condiciones que se vivían en la ciudad.
Por ejemplo, es notoria la anécdota de una señora que al no querer pagar por una rata en un restaurante pide una ensalada y el cocinero le responde: “señora, esto es un restaurante, no una pradera”.
Varios testimonios de este tipo se encontraban a diario. Además de soportar los constantes bombardeos de los alemanes, los franceses no escatimaron en proteger sus cualidades culturales. Su afición a “La Alta Cocina”, sin importar el tipo de carne que existiera, ni tampoco escatimar en las especies suficientes para que la alimentación fuera gloriosa para la derrota que vivía la ciudad.
Finalmente, fue hasta enero que la ciudad sitiada se rindió ante las fuerzas invasoras. Los franceses tuvieron que entregar Alsacia y Lorena, así como varias minas de hierro que perfeccionarían el proceso industrial entre los alemanes.
En el palacio de Versalles, como una gran humillación para la historia, el káiser Guillermo I se proclamó rey de toda Alemania, pues el proceso de unificación se completó entre estas naciones germánicas al ver el triunfo prusiano durante la guerra.
Francia perdió, pero también ganó la sensibilidad que a los alemanes les llevaría recuperar en varias décadas, pues el sentido del humor junto con los valores civiles y su sentimiento de comunidad, no desaparecieron y la III República siguió existiendo hasta la derrota que sufrió Francia durante 1940.
Fuentes:
- https://www.clarin.com/viste/ano-paris-comio-animales-zoologicos_0_SPY78H27D.html
- https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/el-ano-en-que-los-parisinos-se-comieron-a-los-animales-de-su-propio-zoologico-nid31082021/
- fr.wikipedia.org/wiki/Troisi%C3%A8me_R%C3%A9publique_(France)#Gouvernement_de_la_D%C3%A9fense_nationale
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La derrota frente a Prusia
El siglo XIX francés, pasó por varios eventos. Desde la gloriosa llegada de Napoleón I, emperador de Francia y de casi toda Europa, hasta la decaída y la vuelta al Antiguo Régimen monárquico.
La llegada al poder de Napoleón III, el pequeño, aquel hombre que fue capaz de enviar un ejército con un emperador a tierras mexicanas, así como otros eventos férreos y muchas veces desafortunados, habría sido el encargado de liderar una guerra contra Prusia, una nación misteriosa.
Las astucias del canciller Otto Von Bismarck, llevaron a la guerra a estas dos potencias. El ejército prusiano, excelentemente organizado y con una capacidad bélica asombrosa, no tuvo ningún obstáculo en aplastar a toda costa las fuerzas francesas. El ejército francés fue derrotado muy rápido y Napoleón III, tuvo que declararse en derrota.
La batalla de Sedan y la rendición napoleónica
En menos de dos meses de iniciada la guerra, los prusianos aliados de otros estados alemanes como Sajonia, llevaron ejércitos que sumaban más de doscientos mil soldados y 700 cañones de artillería pesada, a la otra orilla del río Mosa, donde estaba reorganizado el ejército francés.
Pero entre el 1 y 2 de septiembre de 1870, la batalla dejó triunfante a los prusianos, con pequeñas pérdidas humanas (2320 muertos) frente a la dimensional pérdida francesa (17000 muertos y 21000 heridos). La rendición de Napoleón y su captura no se hicieron esperar.
La III República y el Gobierno de Defensa Nacional
El 4 de septiembre en París, enterados de la bochornosa derrota de Napoleón, el opositor repúblicano León Gambetta, procramó la República y un gobierno provisional de defensa contra los embistes alemanes, pues estos al ganar, pedían grandes extensiones territoriales y recursos industriales.
Además, pedían un excesivo pago de dinero por gastos de guerra y la humillación francesa frente a una nación que aún no estaba formada: la alemana.
Pero los parisenses no dejarían el camino tan fácil a la embestida alemana. Gracias al nacionalismo y la idea de construir una nueva nación francesa con valores basados en la democracia y la fraternidad, así como la experiencia previa de la Revolución, y de la ansiada derrota de los monárquicos, resistió a toda costa y se enfrentaron a las fuerzas del prusiano Helmuth von Moltke.
La resistencia francesa estuvo en París. Se organizó un ejército popular que se enfrentó en vano pero arduamente contra el ejército bien organizado de los prusianos. En respuesta el 19 de septiembre, las fuerzas de von Moltke sitiaron París durante cuatro meses y 9 días.
El asedio de París
La armada del mariscal Bazaine enfrentó a los alemanes en Metz, en un evento conocido como “La siega de Metz”. Desde el 18 de septiembre París quedó asediada, pero el 30 de septiembre los franceses fueron incitados a organizar una fuerza de resistencia.
El 7 de Octubre, el ministro de asuntos internos, Gambetta, sale en Zeppelín hacia donde está acampado Bazaine con sus 150,000 hombres. Intenta repetidas veces enfrentarse a los alemanes, pero sus fuerzas están mal equipadas y son replegadas hacia Bourdeux.
Dentro de París la situación fue grave. La temperatura bajó en diciembre a menos 12 grados y la escasez de comida provocó angustia en toda la población. Los primeros meses, la alimentación se basaba principalmente de los víveres básicos que aún habían.
Verduras, leche, queso, carnes habituales y otros productos fueron los primeros en acabarse. Los precios, además, estaban disparados y sólo una pequeña parte de la población podía acceder a ellos. Claramente no faltaba los especuladores que aún en las peores circunstancias acaparaban comida por el deseo de venderla más costosa.
Luego, entre los sectores más pobres, los parisenses se empezaron alimentar de carne de caballo. Todos los equinos, en total 70.000 de ellos fueron sacrificados para alimentar a la población. Hasta dos caballos del propio emperador Napoleón III fueron asesinados para que la gente pudiera comer algo.
Perros, gatos y ratas
Aunque podían pescar todavía en el río Sena, los pobladores optaron por la alimentación de sus animales domésticos y de las ratas. Incluso de las palomas. Era tanta el hambre que se preparaban platos maravillosos con la carne de estos animales; se llenaban de especies y quedaban deliciosos platillos que las crónicas aseguran eran apetecibles.
Varios testimonios como el del pintor Edouard Manet, aseguran cómo estaban las condiciones alimenticias. Le cuenta en una carta durante el asedio a su esposa, que la alimentación estaba basada principalmente en estos animales y que la carne de caballo era abruptamente costosa.
Es alarmante y muy curioso ver los afiches de los menús de los restaurantes, donde ponían las preparaciones que los chefs podían hacer con los pobres animales o con las asquerosas ratas.
El Jardin des Plantes y sus animales
Otra rica fuente de proteína animal la buscaron en los zoológicos. Allí se hizo exclusivo comerse todos los animales que embellecían a París, hasta los elefantes que eran amados por todos los parisenses, Castor y Pollux fueron fusilados para alimentar a las personas.
Desde asados de burros y muslos de oso, hasta filetes de elefante, los parisenses con gran refinamiento comían a sus animales. No era sólo una bárbara alimentación, el día a día llevaba a que se organizaran banquetes en los mejores restaurantes, incluso los que están frente a la Opera.
Se comía con gran maestría, pero se rechazó sacrificar a los monos, para no llegar al miedo de la antropofagia y tampoco a los tigres o leones por considerar que era una carne mala para el organismo humano.
También se evitó el menú a los hipopótamos. Pues se consideraba que su carne era demasiado valiosa. El mismo animal era muy caro al desplazarlo a la ciudad en otra mejor época.
Lo que sí se consumió fue estofado de canguro y anca de lobo. Se preparaban los animales con distintos tipos de especias o condimientos, incluso el uso de berros y otros vegetales trataban de darle un sentido del humor a las condiciones que se vivían en la ciudad.
Por ejemplo, es notoria la anécdota de una señora que al no querer pagar por una rata en un restaurante pide una ensalada y el cocinero le responde: “señora, esto es un restaurante, no una pradera”.
Varios testimonios de este tipo se encontraban a diario. Además de soportar los constantes bombardeos de los alemanes, los franceses no escatimaron en proteger sus cualidades culturales. Su afición a “La Alta Cocina”, sin importar el tipo de carne que existiera, ni tampoco escatimar en las especies suficientes para que la alimentación fuera gloriosa para la derrota que vivía la ciudad.
Finalmente, fue hasta enero que la ciudad sitiada se rindió ante las fuerzas invasoras. Los franceses tuvieron que entregar Alsacia y Lorena, así como varias minas de hierro que perfeccionarían el proceso industrial entre los alemanes.
En el palacio de Versalles, como una gran humillación para la historia, el káiser Guillermo I se proclamó rey de toda Alemania, pues el proceso de unificación se completó entre estas naciones germánicas al ver el triunfo prusiano durante la guerra.
Francia perdió, pero también ganó la sensibilidad que a los alemanes les llevaría recuperar en varias décadas, pues el sentido del humor junto con los valores civiles y su sentimiento de comunidad, no desaparecieron y la III República siguió existiendo hasta la derrota que sufrió Francia durante 1940.
Fuentes:
- https://www.clarin.com/viste/ano-paris-comio-animales-zoologicos_0_SPY78H27D.html
- https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/el-ano-en-que-los-parisinos-se-comieron-a-los-animales-de-su-propio-zoologico-nid31082021/
- fr.wikipedia.org/wiki/Troisi%C3%A8me_R%C3%A9publique_(France)#Gouvernement_de_la_D%C3%A9fense_nationale
Imágenes: 1. www.larazon.es 2. www.lanacion.com.ar 3. laalcazaba.org