Un triste final
Fue justo a finales del siglo XIX que el cuerpo de una mujer se encontró en el río Sena; la costumbre de aquel tiempo dictaba que la persona debía ser expuesta en la Morgue de París para que el occiso fuera identificado. Lamentablemente, ninguna persona reconoció a la joven. En el momento en que estaban preparando el cuerpo, el patólogo de turno cautivado por la enigmática sonrisa de la dama, le pidió al fabricante de máscaras que hiciera un molde de yeso de la cara.
Ese molde se convirtió en la inspiración de varios artistas, quienes usaron la imagen de la misteriosa mujer como musa para dar vida a cientos de historias en donde la ahora conocida Mona Lisa Ahogada tenía una vida maravillosa antes de su trágico ‘accidente’.
El rostro pacifico de Resusci Anne siempre ha levantado incógnitas: si fue víctima de alguien, su rostro se ve demasiado tranquilo e inclusive, si fuera un suicidio se sigue viendo en calma, aunque ella misma buscó su fin, el cuerpo sobrevive y sufre en el proceso.
La muñeca RCP con rostro de Mona Lisa
En 1955, Asmund Laerdal salvó a su hijo de morir ahogado al despejar sus vidas respiratorias, el hombre inspirado por aquel suceso y con conocimiento en elaboración de juguetes, desarrolló un maniquí de torso o cuerpo entero que simulaba a un paciente inconsciente que requería reanimación cardiopulmonar y al combinar las compresiones y el beso de la vida se han llegado a salvar millones de vida.
El hombre pensó que la imagen de la ahogada, sería la ideal, pues su rostro era apacible y amable, algo menos intimidante para los estudiantes de medicina.