Historia de un hotel particular
El hotel Claremont, ubicado en el área de la Bahía de San Francisco(California, Estados Unidos), tiene una historia muy particular. Construido a finales del siglo XIX, fue la obra de un afortunado aventurero que consiguió cumplir en California el sueño dorado de miles de personas: hacerse rico rápidamente. Tras seguir la pista de la fiebre del oro y conseguir una veta muy rica, se dedicó a cumplir sus sueños y para hacerlo compró un terreno de 130 hectáreas donde construyó un moderno castillo. Poco tiempo después habría de venderlo (tras el matrimonio de su hija y la trágica muerte de su esposa) a la familia Ballard.
Los nuevos propietarios fueron testigos, en 1901, de la destrucción de la bella propiedad debido al fuego, donde además perdió la vida una niña de 6 años. Desde entonces, se dice que el fantasma de la pequeña ronda las habitaciones, recordando a los huéspedes el olor a humo que ella tuvo que sufrir… entre otras travesuras.
Apariciones ante los jugadores
Sus más recientes víctimas son nada más y nada menos que jugadores profesionales de la NBA (la liga de baloncesto estadounidense), miembros del equipo de “Los Espolones de San Antonio” (San Antonio Spurs). Jeff Ayres y Tim Duncan se encontraban descansando en el hotel en mayo de 2014 cuando comenzaron a sentir presencias extrañas.
De acuerdo con Jeff, extraños sonidos comenzaron a venir de las habitaciones. El jugador asegura que pudo escuchar con toda claridad a un niño en su habitación, desde el pasillo… y que al intentar ingresar, las llaves sencillamente no funcionaron. Molesto, se dirigió a la recepción para presentar una queja por la supuesta ocupación de su habitación por parte de otra familia, pero la respuesta lo dejó frío: allí no se encontraba nadie.
Su compañero presentó un caso similar, solo que en lugar de un niño, los sonidos parecían provenir de un bebé. Al igual que en el caso de su compañero, la llave no sirvió, y los trabajadores del hotel, en lugar de darle una nueva, decidieron cambiarlo de cuarto, lo que lo dejó un tanto consternado. Sin embargo, las cosas no terminaron allí.
En la noche, ambos jugadores declararon que sentían el juego y el movimiento de niños y bebés no solo en sus corredores sino en sus propias habitaciones, en ocasiones acompañados de breves destellos y olor a plástico quemado. Varias veces se levantaron para encontrar el cuarto vacío y el corredor desierto, y al siguiente día, ya sin sorprenderse, fueron informados de que no había menores hospedados en el hotel.
Los relatos de estos dos jugadores de baloncesto se añaden a otros muchos de visitantes pasados, trabajadores y curiosos, todos los cuales afirman que algo, o alguien, ronda las habitaciones y pasillos del hotel, aunque con intenciones que no parecen ser alarmantes. La peculiar construcción se ha convertido en un destino común de todos aquellos que buscan un contacto con fenómenos sobrenaturales, y la mayoría de sus huéspedes efectivamente declaran que cosas raras – sonidos, luces, olor a humo, entre otras – les han sucedido durante su estadía.
Es interesante como jamás una persona ha sufrido daño alguno en el hotel. Pareciera que la pequeña consumida por el fuego no se dio cuenta de su muerte, y sigue rondando las mismas zonas, jugando y entreteniéndose con los visitantes desprevenidos a los que pega uno u otro susto. Los jugadores de la NBA no serían sino sus víctimas más recientes.
Fuente de imágenes: 1: store.legendsofamerica.com; 2: cdnph.upi.com.