Las máquinas más potentes
Desde hace algunas décadas el mundo comenzó un camino progresivo hacia la tecnificación y la implementación de sistemas electrónicos. Actualmente incluso los aparatos más sencillos tienen una complejidad y una potencia impensable hace unas 3 o 4 décadas… los años en que se comenzaron a pensar los primeros computadores.
Nuestros computadores de escritorio – aquellos que usamos para trabajar, jugar, entretenernos o perder el tiempo – son millones de veces más potentes que, por ejemplo, los computadores que manejaban las centrales nucleares en los 60’s o incluso que aquellas que se usaron en los cohetes espaciales. Pero estas máquinas no se comparan a los computadores que se están construyendo en los estados más poderosos del mundo.
Desde hace algo menos de una década se lucha una guerra invisible entre las potencias para ver cual crea el computador más potente. Ante el estancamiento de los computadores cuánticos y la inexistencia de nuevas alternativas (al menos, de manera pública), parece ser que las potencias le apuntan a un desarrollo de supercomputadores usando las tecnologías actuales… solo que, claro, llevadas al extremo.
Los avances de China
Y parece ser que China ha ganado las primeras rondas. Sus dos supercomputadoras más conocidas: Tianhe I y Tianhe II, han casi doblado la capacidad de los ordenadores norteamericanos. La dura competencia ha llevado a que los Estados Unidos comiencen un proyecto de construcción de un superordenador que habrá de superar la potencia del Tianhe II y se terminará en el 2017.
Estos computadores tienen muchísimas aplicaciones prácticas para un estado. En primer lugar, su capacidad de procesamiento permite que se generen en él entornos virtuales capaces de simular de manera realista gran cantidad de situaciones o de analizar los peligros de un escenario determinado. Un supercomputador podría analizar el genoma humano en busca de información genética que cause enfermedades, o determinar la existencia de un asteroide en trayectoria de chocar con la tierra siglos antes de que suceda.
Sin embargo, un supercomputador puede usarse para labores mucho menos altruistas. Es capaz, por ejemplo, de almacenar, procesar y analizar los datos de todos los usuarios de facebook para determinar quiénes representan una amenaza, o a quiénes se les podría vender algún producto. Podría así mismo usarse para procesar millones de datos relativos a las llamadas telefónicas o los correos electrónicos de todos los ciudadanos de un país. O incluso para espiarlos usando cámaras de video e imágenes satelitales.
¿Se viene una guerra cibernética?
Y más peligroso aún, un supercomputador tiene la capacidad de desencriptar códigos y violar la seguridad de sistemas informáticos en relativamente poco tiempo. En la eventualidad de una guerra, podría ser la pieza clave capaz de descubrir los códigos enemigos y prever sus movimientos. Al fin de cuentas, el primer computador (la Máquina de Turing) fue capaz de descifrar el código ENIGMA de la Alemania Nazi.
Quizás por esto los Estados Unidos se han negado a brindar apoyo a China en la construcción de una nueva versión de Tianhe. En efecto, el país asiático había solicitado a Intel (empresa norteamericana) el envío de 50 mil procesadores Xeon, que jamás fueron enviados por órdenes del gobierno norteamericano, que consideraba que la venta atentaba contra la seguridad estadounidense y brindaba armas a posibles enemigos del estado de América del Norte.
La decisión no ha estado exenta de polémica, pero al menos Intel sabe que tendrá a quién venderle sus procesadores: al mismo gobierno norteamericano que los usará para sus propias supercomputadoras.
¿Qué otros usos crees que tengan estas máquinas?
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