Cambian los aires del conflicto: la segunda ofensiva paraguaya
Con la derrota de los bolivianos frente a Nanawa la posición boliviana se había debilitado de manera considerable. El Cerco de Campo Grande fue un revés duro para los bolivianos (que además minó la moral en las tropas), pero distaba de ser un error que los dejase fuera de combate.
Sin embargo, lo que venía cambiaría el curso del conflicto. Campo Grande había sido el primer esfuerzo de lo que sería un poderoso contraataque paraguayo que tomaría a los bolivianos completamente por sorpresa.
Kundt entendía la gravedad de lo sucedido, pero estaba confiado. A estas alturas, aún si las bajas bolivianas habían sido el triple de las paraguayas, más de la mitad de las tropas seguían en pie y con capacidad de combatir. Y más importante aún, Bolivia todavía controlaba gran parte de los fuertes conquistados en el pasado, y podría resistir allí por bastante tiempo. Esto fue lo que Kundt le dijo al gobierno boliviano el10 de octubre de 1933:
No existe absolutamente posibilidad de derrota [… podemos esperar con toda tranquilidad en nuestras posiciones fortificadas [… con la seguridad de no perder terreno
Pero mientras esto ocurría, en el otro lado del frente el presidente paraguayo Eusebio Ayala viajaba a condecorar personalmente a Estigarribia por sus logros y evaluar el nuevo (y secreto) plan paraguayo de ataque. El objetivo era, en primer lugar, rodear y superar la posición boliviana de Alihuatá y retomar el fuerte.
La Segunda Batalla de Alihuatá y el Cerco de Campo Vía
En secreto, Estigarribia había ido fortaleciendo la 7ª División Paraguaya y atacado las vanguardias de la 9ª División Boliviana. Cuando logró establecer su posición comenzó maniobras en secreto, enviando gran cantidad de hombres al ala izquierda y rodeando la posición boliviana.
A principios de diciembre el comandante paraguayo viajó para dirigir personalmente el ataque. Al contrario que los bolivianos, no buscaba la destrucción del ejército enemigo, sino la ruptura de sus líneas logísticas y la disrupción de sus estrategias. Por esta razón, no aprobaba de cargas frontales ni del desperdicio inútil de vidas paraguayas, no, sino que quería un ataque sorpresa y, en caso de fallo, una retirada rápida.
Fue así que el 3 de diciembre, aprovechando una tormenta que rompió las comunicaciones bolivianas, Estigarribia avanzó sobre la 9ª División Boliviana y cortó los caminos que abastecían el fuerte al oriente. El avance fue decisivo y tomó por sorpresa a los bolivianos, que no pudieron recuperar sus rutas de aprovisionamiento.
Por supuesto, al sur el Fuerte seguía sin ser amenazado, pero cada vez el cerco se cerraba más. La llegada de refuerzos no era tan simple (implicaría dejar otros fuertes importantes mal defendidos) y el Coronel Carlos Banzer, quien dirigía la defensa del Fuerte, pronto se dio cuenta de que la situación era crítica.
Aterrado, pidió a Kundt autorización para retirarse por la única vía que les quedaba disponible antes de que el cerco paraguayo se cerrara. Kundt le autorizó a realizar “cualquier acción que considerara necesaria”, y Banzer se retiró hacia la 4ª División Boliviana, que había venido desde el sur a apoyarlo y abierto un camino de emergencia.
Pero una vez más, los paraguayos tomaron la iniciativa. La 1ª División Paraguaya, ubicada al sur del fuerte, realizó un rápido y decisivo ataque que rompió la 4ª División boliviana. El ataque fue realizado por iniciativa propia, sin conocimiento de Estigarribia, y por esta razón tomó por sorpresa aún a los paraguayos. Pero el ataque tuvo un efecto importante: cortó la retirada de la 9ª División Boliviana (que se había visto obligada a abandonar el Fuerte Alihuatá) y la obligó a separarse de la 4ª División Boliviana (que la estaba esperando en la retaguardia.
La retirada fue entonces cortada en una de las acciones más decisivas de la guerra. En la región conocía como Campo Vía los paraguayos consiguieron cercar a la práctica totalidad de la 9ª división, así como lo que quedaba de la 4ª. Unos 7.500 soldados bolivianos cayeron prisioneros y 2.600 murieron en un desastre que privó al Ejército Boliviano de dos tercios de sus tropas disponibles en el Chaco. Así mismo, brindó a los paraguayos una gran cantidad de armamento que sería de utilidad en los tiempos por venir.
Aquel mismo día Kundt fue destituido. Se acababa, al parecer, el sueño del Chaco Boliviano.
Para el Comando Paraguayo, la guerra había terminado. Bolivia no tenía la capacidad de mantener su dominio sobre los territorios conquistados, y tendría que firmar un armisticio. En efecto, Bolivia aceptó la oferta paraguaya, pero lo hizo únicamente con la intención de rehacer su ejército y continuar la guerra.
Artillería capturada en Campo Vía por Paraguay
El Segundo Ejército Boliviano
Hasta el momento, Bolivia había movilizado un total de 77.000 hombres, de los cuales quedaban menos de 7.000 en el Chaco (la 7ª División) y otros 8.000 ocupados en tareas de logística y otros servicios. 14.000 habían muerto, 32.000 habían sido retirados por enfermedad o heridas, 10.000 eran prisioneros y unos 6.000 habían desertado.
Sin embargo, el país tenía una amplia población y podía darse el lujo de reclutar más individuos… algo que Kundt había rechazado hacer, y por lo que le habían condenado.
Pero Kundt tenía sus razones. Con el frente tan lejos del país, más soldados requerían una cantidad de alimentos que simplemente no podía brindárseles. En sus palabras, más tropas bolivianas en el frente “hubieran muerto de hambre”.
Pero esto importó poco para el nuevo comandante del ejército boliviano, Enrique Peñaranda, quien insistió en la ampliación del ejército. Los bolivianos ya tenían claro en este momento que para conseguir la paridad en el campo de batalla cada soldado paraguayo requería dos soldados bolivianos bien armados. De lo contrario, el ejército paraguayo contaría con una considerable ventaja.
Peor aún, con la salida de Kundt el profesionalismo en el Ejército Boliviano se rompió, y muchas posiciones pasaron a ser otorgadas no por mérito, sino por procedencia y parentesco. En este periodo, por ejemplo, se contrataron 104 oficiales chilenos que mostraron el mejor desempeño en el campo de batalla, pues no abandonaban a sus tropas y tenían la confianza y cariño de sus soldados.
Pero en cualquier caso, terminado el armisticio de 20 días, en enero de 1934, Bolivia estaba lista para volver al combate… aunque esta vez lo haría jugando a la defensiva.
La Tercera Ofensiva Paraguaya
Debido a la pobre defensa boliviana en los fuertes cercanos a Acre y Alihuatá luego de la derrota en Campo Vía, los paraguayos pudieron realizar una rápida ofensiva a principios de 1934 que terminó en la toma de Platanillos, Loa, Esteros y Jayucubás, entre otros. Los bolivianos se habían retirado, y se habían ubicado en el Fuerte Magariños, donde esperaban resistir los avances paraguyaos mientras llegaba el grueso del nuevo ejército.
Pero una vez más, los paraguayos demostraron sus habilidades en el campo de batalla. Estigarribia había ordenado a sus tropas un “ataque demostrativo” que debía anclar tropas bolivianas al Fortín Magariños, permitiendo al resto del ejército dar un rodeo y cortar las líneas de abastecimiento. Pero este ataque, para sorpresa de Estigarribia, terminó en una decisiva victoria paraguaya y la ruptura de la línea boliviana, lo que permitió el paso de un gran contingente al ataque de la retaguardia de Bolivia. Los bolivianos, incapaces de contener al enemigo, optaron por quemar el fuerte y retirarse.
Entretanto, al norte un segundo ataque paraguayo desalojaba a los bolivianos del Fuerte de Cañada Tarija. Una vez más, los hábiles movimientos paraguayos rodearon la posición boliviana y capturaron todo el parque de municiones del regimiento, causando más de mil bajas en el ejército boliviano. Pese a su esfuerzo, Bolivia ni siquiera podía mantener el frente, y día tras día perdía terreno ante sus enemigos. Los paraguayos, por su parte, comenzaban a tener problemas por el alargamiento de sus líneas de suministros y porque no tenían alimentos para mantener a la gran cantidad de soldados bolivianos capturados.
Al sur, Paraguay llegó hasta Ballivían, al norte, hasta Cañada Tarija. Lejos estaban los tiempos en que Bolivia amenazaba Nanawa
En mayo de 1934 Paraguay cometió su más grave error en la guerra. En este momento el grueso del ejército boliviano se había retirado al Fuerte Ballivián, en donde se había dividido en dos sectores (norte y sur). Los paraguayos decidieron realizar una incursión por el centro, pero fueron detectados por aviones enemigos. Los bolivianos, bajo instrucciones del Coronel Ángel Rodríguez, ignoraron la amenaza con el objetivo de cercar a los paraguayos y obtener una victoria decisiva.
Entre el 18 y el 25 de mayo los bolivianos lograron capturar 67 oficiales y 1.389 soldados. Fue un revés grave para el ejército paraguayo, y la peor derrota que sufrirían en la guerra. Pero en esta operación se permitió el escape de al menos ¾ partes de las tropas paraguayas, pues los bolivianos cometieron errores graves y tardaron demasiado en cerrar el cerco. Incluso en la victoria, Bolivia perdía oportunidades claves de debilitar al enemigo.
Se estabiliza el frente: la calma antes de la tormenta
Los bolivianos controlaban Ballivían, que había sido imposible de tomar para los paraguayos. Pero en aras de defenderlo habían puesto allí casi 20.000 soldados, el grueso del ejército, lo que impedía realizar operaciones en otras regiones.
Paraguay, por su parte, podía atacar, pero hacerlo tendría un costo muy alto. Ya tenían una línea logística muy extendida, y sería difícil abastecer un frente más lejano. Peor aún, aunque tenían un mejor ejército, un par de derrotas y Bolivia tomaría la delantera. No podían darse el lujo de derrotas como las sufridas por Bolivia en Campo Vía: no tenían suficiente población.
En este contexto, Salamanca (presidente boliviano) tomó la decisión de crear un tercer ejército, uno que permitiera avanzar en el norte y eventualmente construir un puerto en el Río Paraguay, que comunicaría el país con el Atlántico. Sin embargo, como veremos, esta decisión no calaría nada bien en el Alto Mando Paraguayo.
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