Hitler
Adolf Hitler es quizás el político más célebre de la Historia (si bien por las peores razones). Durante los duros años que siguieron al final de la Primera Guerra Mundial y la firma del Tratado de Versalles la economía alemana colapsó, dejando en una situación muy penosa a la llamada “República de Weimar”, que claramente era incapaz de solucionar los problemas más acuciantes de la sociedad alemana.
El populismo y el autoritarismo crecían, y ganaron aún más impulso con la Gran Depresión, que envió la mayor parte de las economías del mundo a una severa crisis. En Europa crecía el fantasma del comunismo (impulsado por el éxito de la Revolución Bolchevique en Rusia, ahora la Unión Soviética) y del fascismo (construido en la Italia de Mussolini y hasta entonces bastante aceptado). Alemania, en su precaria situación, terminó por votar en el poder al partido de un político hasta entonces minoritario, que sería elegido Canciller en 1933.
Hitler, ahora lo sabemos, buscaba el control total sobre su país, la expulsión de los judíos de Europa y la conquista de vastas tierras agrícolas al Este para poblarlas con alemanes (y sin importarle lo que pasaría con las personas que vivían allí). Pero en su momento los políticos alemanes lo vieron más como un sujeto ingenuo, un tanto gracioso, que podría ayudarles a evitar una llegada de los comunistas.
Pronto se darían cuenta de su error, pues el reinado del terror de Hitler comenzaría a mostrar su verdadero rostro poco después de su elección, durante la llamada Noche de los Cuchillos Largos.
La Noche de los Cuchillos Largos
Poco tiempo atrás, Hitler se las había ingeniado para prohibir todos los partidos políticos ajenos al nazismo en Alemania, levantando las alarmas entre la sociedad (bueno, entre aquellos que se le oponían). Sin embargo, el ejército seguía siendo relativamente independiente, y las SA, fuerzas paramilitares compuestas por veteranos que se oponían a la República de Weimar, se manejaban de manera independiente al gobierno (aunque lo apoyaran en teoría)… y se encontraban presionando por soluciones más violentas, siguiendo a su líder el veterano Ernst Röhm.
Pero a Hitler esto no le servía. Necesitaba mantener el control absoluto sobre las SA, y Röhm mostraba cada vez más independencia. Ya había servido su propósito, y era necesario deshacerse de él. Por esta razón, el dictador alemán organizó un complot en el cual acusó a Röhm de estar planeando un golpe de estado, y ordenó su encarcelamiento.
Paralelo a ello, Hitler había organizado una reunión con los altos miembros de las SA, y rastreado la posición de quienes no iban a asistir. Algunos fueron encarcelados, pero la mayor parte fueron ejecutados en el acto bajo cargos de traición.
Pero el asunto no terminó allí. Hitler aprovechó las circunstancias para atacar a los conservadores, en quienes consideraba que no podía confiar. El vicecanciller, el antiguo canciller y el líder del partido Acción Católica (quien era, bueno, católico) fueron todos asesinados, junto con decenas de personas más.
A esta masacre se le llamó la “Noche de los Cuchillos Largos”, y marcó el primer uso claro de violencia por parte del gobierno de Adolf Hitler. Sin embargo, su coartada de un supuesto golpe de estado funcionó y muchos creyeron sus mentiras. Pasaría más de una década antes de que Hitler saliera del poder… no antes de haber dejado a su país en la situación más dramática, destruido, derrotado y a punto de ser dividido en dos partes.
Fuentes:
- https://es.wikipedia.org/wiki/Noche_de_los_cuchillos_largos#Contexto_hist%C3%B3rico
Imágenes: 1: rarenewspapers.com, 2: facinghistory.org