Un misterioso espectro al que muchos temen, es el protagonista de una leyenda surgida en tierras venezolanas desde hace siglos y se ha expandido, debido a múltiples testimonios de personas que afirman haberlo percibido y que se han salvado, porque cuando se escucha el silbido de esta entidad, la muerte se aproxima.
El silbido de la muerte
Quienes relatan esta historia, detallan que el sonido emitido por “el silbón”, es muy parecido a la escala musical Do Re Mi Fa Sol La Si, reproduciéndose ordenadamente y cuando llegue a la nota Si, la persona que lo escuchó, perece al poco tiempo. Pero algo muy curioso, es que si se percibe muy cerca aquel sonido armonioso pero letal por el hechizo que conlleva, significa que la entidad de “el silbón” se encuentra lejos de allí. Pero de llegar a escucharlo a lo lejos, quiere decir que se encuentra muy próximo.
No importa la hora, pero especialmente en los llanos venezolanos, muchos comentan lo mismo a través de las generaciones. Al igual que otras leyendas de estos territorios latinos, este fantasma aterrador alecciona específicamente a los individuos lujuriosos e infieles.
Antes de convertirse en “el silbón”, era un hombre del siglo XIX de esas tierras bolivarianas, que según el relato, un día decidió quitarle la vida a su propio papá y luego se comió sus entrañas. Y de acuerdo con los habitantes de aquella región, todo sucedió porque aquel sujeto en edad adolescente, sintió unas ganas muy intensas de comer tripas de vaca y su padre, al querer satisfacer su deseo, emprendió una jornada de cacería, pero fracasó en su intento.
Un brutal asesinato lo condenó
Pero en vista de que el padre no llegaba a casa, el muchacho salió en su búsqueda y cuando lo encontró y no le vio la carne de res que le había prometido, brutalmente lo atacó y lo asesinó. Le quitó las vísceras y se las llevó a su madre haciéndola creer que era de vaca, para que las cocinara.
Pero al notar que la carne no se ablandaba con el tiempo de cocción, la mujer empezó a presentir lo peor, pues su marido no llegaba y aquel joven tenía una actitud muy extraña. Ya le conocía ciertos comportamientos demenciales y por eso le entró un gran presentimiento negativo de que esas carnes pudiesen ser del esposo. Entonces, angustiada interrogó de nuevo al joven por el paradero de su padre y finalmente confesó su crimen.
Desgarrador fue el impacto ante tal noticia, para esa mujer. el joven recibió una fuerte maldición por parte de su abuelo y de su madre, quienes por castigo lo lanzaron a un perro peligroso, quien le mordió por todas partes. Luego procedieron a aplicarle sal con ají a las heridas. Siempre lo persiguió la maldición y cuando murió, su alma quedó vagando en pena por las sabanas venezolanas, con una bolsa en sus manos y dentro, los huesos de su progenitor a quien le quitó la existencia.
Y en medio de su infernal condición, emite el silbido mortal que persigue a los hombres mujeriegos, aunque también otras versiones dicen que a cualquier borracho que se encuentre a su paso. Solamente el ladrido de un perro puede salvar la vida de quien escucha al silbón.
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