En los tiempos modernos, ha persistido una gran confusión: se considera que Lucifer es el mismo diablo o Satán. Pero esto es algo que para los expertos, se trata de una mal interpretación de las escrituras y estaríamos hablando de tres seres totalmente distintos. De acuerdo con el esoterismo, Lucifer es el lucero de la mañana, el portador de la luz; el diablo es la fuerza sexual de cada ser humano y Satán, aquel ángel caído al que se le denomina principalmente: “el padre del engaño”. En seguida: “la verdadera historia de Satanás”:
«El enemigo secreto y el padre del engaño»
Representado por diversas culturas como un ángel negro, con cuernos, con cola y con cabeza de chivo. El enemigo declarado de la divinidad y de la luz. El corruptor de cada alma que viene a este mundo. El padre de la mentira y del engaño que poco a poco ha ido tomándose este mundo hasta casi controlarlo por completo. El anticristo que tiene como función enviar a cada persona a los mundos infiernos y acabar con cualquier posibilidad espiritual. Éstas son algunas definiciones que los demonólogos, estudiosos escatológicos y metafísicos, han acuñado a este enigmático ser del que nos hablan varios textos sagrados de la antigüedad, no sólo del cristianismo, sino también los romanos en sus relatos sobre el avitchi, o los antiguos egipcios que hablaban de los demonios rojos de Seth, al igual que los budistas, quienes señalan a Mara como el líder de los demonios que controlan a los humanos, les roban su energía y les causan enfermedades, problemas de todo tipo y finalmente, la muerte física y espiritual.
En el caso de la Biblia, Satán es mencionado cerca de 36 ocasiones. Aparte, nombra otro ser con otras características, denominado “el diablo” y a Lucifer otras tantas veces, incluso el mismo Jesucristo se auto describe como el “Lucero de la Mañana”, igual que Lucifer. Pero en este caso hablamos del ángel caído, la maldad pura representada como tal en un espíritu con fuego, cola, cuernos y tridente: la fuerza contraria a Dios, según las religiones.
La etimología de la palabra Satán, conlleva a entender mejor de quién se trata, pues significa “el enemigo secreto”. Otras denominaciones de la Biblia lo llaman “el príncipe de los demonios”, “legión de espíritus inmundos”, “el señor de las moscas”, entre otros tantos. Se le suele confundir con Belcebú, Belial y otras entidades malignas, pero los sabedores de demonología están plenamente convencidos de que cada uno es un ente distinto y que Satanás es el líder.
¿Dónde vive el demonio?
Ciñéndose al libro del Apocalipsis, Satanás logra engañar a todas las naciones del mundo e implementar su reinado y gobernanza absoluta, pero al final, Cristo lo vencerá y lo enviará de nuevo a las regiones profundas del averno, para que nunca más vuelva a engañar a los humanos, ni tenga acceso a la Tierra y al cielo.
Los estudios de la gran mayoría de escuelas ancladas a la metafísica, el esoterismo y el gnosticismo, consideran que debido a que una de las leyes más importantes del Universo, que dicta: “como es afuera es adentro y como es adentro es afuera”, existen dos Satanás: el que opera y reina en la sociedad y mundo en general y el que nos corrompe desde nuestro interior. En otras palabras, cada uno llevaría su propio Satanás dentro de sí mismo, con todas sus legiones de demonios: ira, lujuria, codicia, envidia, orgullo, soberbia, venganza, aberraciones, preocupaciones, tristezas, odios, vicios, etc. En el mundo exterior, basados en esta perspectiva, Satanás y sus ángeles negros serían adorados por las élites que gobiernan, para obtener total control y poder, al igual que por todos aquellos famosos de renombre, bien del deporte, la política y la farándula, que de acuerdo con muchas teorías, hacen un pacto satánico para el logro de sus sueños de placer.
¿Cuál es el propósito del demonio?
En el año 1998, la iglesia Católica imprimió el nuevo ritual de los exorcismos, donde se incluye un listado de las criaturas angélicas que se hallan al servicio de la divinidad, a la par de otras que estiman como caídas y diabólicas, mismas que se declaran contrarias a Dios y a Cristo, dedicándose a causar la perdición espiritual del hombre y volverlo también contrario al plan divino, indica aquel ritual.
Además, el libro de los exorcismos católico, que curiosamente coincide con varias corrientes espiritualistas, añade que el objetivo del demonio es engañar a todas las naciones y declarar la guerra a quienes conserven la sabiduría del camino hacia Dios. Su modus procedendi es tentar a cada individuo sobre la faz de la Tierra, a sentir placer satisfaciendo cada deseo impuesto por él y sus legiones.
El gnosticismo profundiza al respecto y acusa a esas entidades energéticas a las que denomina ego o satán, el conjunto de todos los defectos psicológicos de un humano, de causar no sólo el deterioro espiritual de la persona, sino también físico y en todos los niveles. Por ejemplo, caer en la ira año tras año, va acumulando úlceras gástricas, tumores, cáncer, etc. La ciencia gnóstica afirma que todas las enfermedades son producidas por esos demonios internos. En los cuatro evangelios, Jesucristo también advierte: “no es de afuera lo que mata al hombre, sino lo de adentro, pues lo de adentro de su corazón procede” y a la par que enseñaba que el reino de los cielos se hallaba dentro de cada ser, igualmente sucede con el infierno de Satanás.
El cristianismo no es el único que contempla que existe una fuerza contraria al Creador del Universo. El budismo, el islamismo, el judaísmo y hasta las culturas indígenas americanas han creído firmemente en las fuerzas demoníacas que conducen al hombre a lo peor de sí mismo y del mundo que lo rodea. Budha se refería a ese espíritu maligno como Mara e ilustraba que habían miles de demonios de toda clase a su mando. Hasta los egipcios antiguos creían en aquella criatura de la maldad y la llamaron Seth y sus demonios rojos.
Los sabios de antaño y de todas las culturas, adoctrinaban a sus discípulos para purificar el alma y la mente de esas entidades diabólicas. Algo que coincide en la mayoría de ellos, es que representaban a Satanás como una serpiente maligna y a Dios como una serpiente gloriosa y majestuosa. Fue una serpiente la que tentó a Eva en el relato bíblico, pero a la vez una cobra real era el báculo de Moisés, con la que venció a las serpientes negativas de los magos negros egipcios. Y Jesucristo resaltó: “Sed sabios como las serpientes”. Satanás, la serpiente del mal. Para algunos es sólo un mito y creencias populares. Para otros, es toda una religión, pues existe en diversas naciones: las iglesia de Satán, fundada por Anton Lavey en 1966 y cuenta con miles de seguidores en el mundo. Otras corrientes proponen una manera de confirmar la veracidad de dichas criaturas sobrenaturales y es empleando y desarrollando el sentido de la auto observación psicológica y de ese modo, es factible detectar esa multiplicidad de entidades obrando en el interior de cada individuo, engañándolo y haciéndolo pensar que es él mismo.
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