En el ámbito de la Genética y de las Ciencias Biológicas, se conocen como Leyes de Mendel al principio de reglas que explican cómo se produce la trasmisión de factores hereditarios o genéticos de generación en generación.
Formuladas en 1854 por el monje austríaco Gregor Mendel (más información en Biografía de Gregor Mendel) son consideradas la base misma de la Genética, y para algunos científicos su importancia sólo puede ser comparada a las Leyes de Newton, pues vinieron a desmentir la teoría imperante sobre la mezcla de sangre, la cual promulgaba que en el momento de la procreación los factores hereditarios de cada padre, presentes en la sangre, se fundían, dando origen a los caracteres del individuo. A través de sus estudios Mendel aportó otra perspectiva, la cual sentó las bases de una nueva genética.
Así mismo su trabajo es de alto valor científico, pues no sólo consiguió formular leyes de alta precisión, sino que desarrolló un método científico, altamente eficiente y riguroso, el cual empleó durante años de observación, que no dejaba lugar a dudas sobre sus conclusiones, las cuales aparecieron publicadas por primera vez en 1855 y 1856. No obstante fueron ignoradas hasta 1900, cuando tres científicos, en distintas partes del mundo comenzaron a estudiar las leyes de la herencia, descubriendo el trabajo de Mendel, el cual había muerto seis años atrás.
En cuanto a sus hallazgos, Mendel concibió tres leyes básicas, las cuales son conocidas como Las Leyes de Mendel. A continuación cada una de ellas:
Primera Ley de Mendel: Ley de los caracteres dominantes
Durante su estancia en el Monasterio de Brno, Mendel decidió comenzar una serie de experimentos con plantas, a fin de descubrir cómo se transmitían ciertos rasgos de una generación de individuos a otra. En primer lugar eligió para su trabajo guisantes, debido a que es una planta de rápida reproducción, así como de rasgos bastante definidos, contando además con varias especies en su género.
Mendel decidió entonces escoger plantas de rasgos opuestos, es decir de tallo largo y tallo corto; semillas verdes y amarillas; semillas lisas y corrugadas, a fin de que no hubiese duda de cuál característica había sido heredada por los nuevos individuos. Luego de varios años de producir híbridos en base a plantas puras y de rastrear la aparición de estos rasgos, manifestados en el fenotipo de cada nueva generación -es decir en la apariencia física de las nuevas plantas- Mendel descubrió que las nuevas generaciones heredaban rasgos fenotípicos de alguno de los dos padres, los cuales fueron bautizados por este científico como rasgos hereditarios dominantes, pues son los que dominan sobre los recesivos, al momento de producirse una nueva generación. A este principio, descubierto y promulgado por Gregor Mendel, se le conoce como Ley de los Caracteres Dominantes, y es considerado además la Primera Ley de Mendel.
Segunda Ley de Mendel: Ley de la segregación
Para sus experimentos, Mendel desarrolló un método de observación y notación, que consistía en nombrar los rasgos dominantes (es decir, que aparecían en la primera generación) con letras Mayúsculas, mientras que a los recesivos (los que parecían ocultarse en la primera generación) los anotaba con letra minúsculas.
De esta forma, Mendel escogía por ejemplo una línea parental pura, cuyos rasgos distintivos fuesen la textura de su semilla, es decir, semillas lisas versus semillas corrugadas. Al mezclar esa primera línea, Mendel descubría que la siguiente generación producía por completo semillas lisas, desapareciendo por completo el gen de las semillas corrugadas, por lo que las semillas lisas constituían el gen dominante, sobre el recesivo de las corrugadas. Visto gráficamente se podría tener el siguiente diagrama de cruces:
A: semillas lisas / a: semillas rugosas
F1 A A
a A/a A/a
a A/a A/a
Siendo el resultado de este experimento el siguiente:
Genotipo: 100% A/a
Fenotipo: 100% vainas lisas
En conclusión, en la siguiente generación, tal como reza la primera Ley de Mendel, el carácter dominante priora sobre el recesivo, manifestándose por completo en cada uno de los individuos de la siguiente generación.
Así mismo, Mendel permitió que los individuos de esa segunda generación se autofecundaran, la siguiente generación daba como resultado algunos individuos con semillas lisas y un porcentaje pequeño de individuos con semillas rugosas, es decir que el gen recesivo oculto en la segunda generación, reaparecía en la tercera. En este sentido plasmó sus experimentos y observaciones en el siguiente diagrama:
F2 A A
a A/A A/a
a A/a a/a
Obteniéndose como resultado:
Genotipo: 75% A/A; 25% a/a
Fenotipo: 75% semillas lisas / 25% semillas rugosas
Pudiendo concluirse que, a diferencia de los que se creía en ese momento, los rasgos hereditarios de los padres no se mezclan o funden entre sí, sino que aparecen al azar en unos y otros individuos, por lo que se puede decir que en el proceso de procreación estos genes se segregan unos a otros, apareciendo o no en las siguiente generación. A esta ley se le conoce como Ley de la Segregación, siendo llamada también Segunda Ley de Mendel.
Tercera Ley de Mendel: Ley de la trasmisión independiente
Continuando con su trabajo científico, Gregor Mendel quiso comprobar si al cruzar plantas puras de parejas de caracteres opuestos obtenía iguales resultados que al mezclar plantas puras con sólo un rasgo opuesto. Para esto escogió entonces plantas con semillas lisas y amarillas, las cuales reconocía como dominantes, y plantas –también de línea pura- que tuvieran semillas rugosas y verdes, las cuales también conocía como rasgos recesivos.
Sus primeros resultados le aportaron diversos individuos correspondientes al carácter dominante, es decir, absolutamente todos los individuos tenían semillas lisas y amarillas, encontrándose oculto en la primera generación el factor recesivo. Así mismo permitió que estos individuos se autofecundaran, obteniendo mayoría de individuos con semillas lisas y amarillas, un poco menos lisas y verdes, aún menos rugosas y amarillas; y finalmente una minoría con semillas rugosas y verdes.
Con estos resultados, Mendel concluyó entonces que los factores hereditarios pasaban de una generación a otra sin aparente dependencia entre sí, promulgando con esto la Ley de Trasmisión Independiente, también conocida como la Tercera Ley de Mendel.
Fuente de imagen: leyesdemendel.com