Fantasmas
La creencia en los espíritus del Más Allá es una constante en prácticamente todas las sociedades humanas alrededor del mundo, desde el Ártico a la Antártida y de América a Japón. Las religiones de las sociedades cazadoras recolectoras por lo general se basan en algún tipo de culto a los antepasados (que, se supone, habitan con nosotros). Sin embargo, la naturaleza específica de cada tipo de fantasma varía bastante de acuerdo con el lugar, y algunas regiones tienen leyendas muy específicas de las formas en las que los espíritus se comunican con nosotros.
Y Japón, con su larga tradición de escabrosas y oscuras leyendas (recordemos, entre otras, a la Kuchisake Ona), no es la excepción.
Hidarugami
También conocidos como Darashi o Daru, los Hidarugami son las almas (o lo que queda de ellas) de los desgraciados que murieron de hambre en los antiguos caminos de las montañas japonesas. Debido a la cruenta circunstancia de su fallecimiento se dice que estas almas están condenadas a buscar otros con los cuales compartir su eterno sufrimiento y por ello son un peligro para los viajeros solitarios.
Cuentan los relatos que todo comienza cuando un viajero se aventura por caminos solitarios, cuyo recorrido desaconsejan los nativos. Pronto comienza a sentir algo de hambre y avanza buscando un lugar donde calmar sus ansias. Pero la sensación continúa, creciendo en fuerza, y es imposible para el viajero despegarse de ella.
Con el hambre viene el cansancio y la confusión. Si en este momento el caminante solitario logra ubicarse y retornar al lugar de donde vino (o al menos llegar a otro punto habitado), o si recibe la ayuda de un tercer viajero, que por casualidad esté allí, podrá recuperarse, pero si no lo hace está condenado a perder su cordura y su vida, y se unirá al círculo de espíritus Hidarugami para atormentar al siguiente viajero que corra con la desgracia de pasar por allí.
Encuentros
Según la leyenda japonesa, es posible aplacar los espíritus de los Hidarugami siempre y cuando se cargue con uno un trozo de comida en todo momento y se les entregue apenas comiencen los delirios por el hambre. No debe ser mucho: un grano de arroz basta, si se sabe hacer la entrega. Por esta razón, muchos japoneses cargan comida al aventurarse por regiones rurales así su salida sea de apenas unos minutos.
En 1736, un hombre llamado Senkichi fue hallado por un grupo de campesinos en una remota región de las montañas. Estaba inconsciente, en el suelo, y en un estado de salud lamentable. Los campesinos lo recogieron y lo cuidaron, y al despertar reveló que había sido atacado por los espíritus. En esta historia jamás se revela qué llevó a que se salvara, aunque está implícito que fue la ayuda de los campesinos, que llegaron justo a tiempo.
Otra historia, que también viene de estos tiempos, habla de un viajero llamado Mizuki Shigeru que se encontró con los espíritus y fue capaz de salvarse al arrojarles un puñado de granos de arroz que, milagrosamente, había en el suelo en ese momento.
En la actualidad, muchos creen que más que espíritus en sí mismos, los Hidarugami son una metáfora del hambre y la escasez en el Japón rural. Pero las historias, aún hoy, siguen presentes en las aldeas más remotas, y los viajeros siguen cargando consigo un puñado de arroz, sólo en caso de que sea necesario.
Fuentes:
- https://mysteriousuniverse.org/2018/05/the-sinister-hungry-ghosts-of-japan/
Imágenes: 1:mysteriousuniverse.org, 2: hyakumonogatari.com