De acuerdo con las doctrinas espirituales, la mayoría de personas no saben valorar ni son conscientes de su propia energía, por lo tanto, la desgastan y maltratan por desconocimiento continuo.
Como consecuencia de ello, devienen una serie de problemas a nivel físico y espiritual, como enfermedades, pobreza, sufrimientos, etc. Según el budismo, existen unos ladrones principales de esa riqueza energética psíquica que en nuestro interior cargamos, ocasionando serios daños en todo nivel. Veamos cuáles son:
Las preocupaciones por las deudas
D acuerdo con estas enseñanzas budistas uno debe siempre tener las cuentas claras y procurar nunca endeudarse, así como conservar la paz y abstenerse de conceder préstamos, si se prevén futuras dificultades. Lo mejor y más recto, propone el budismo, es no deber nada ni que nos deban nada.
El problema radica en que las deudas originan unos estados equivocados de Consciencia, lo cual equivale a un estrés inevitable. Sin cuentas por cobrar o pagar con nadie, no existe esa presión psicológica de querer esconderse, avergonzarse y desesperarse por una responsabilidad que voluntariamente se contrajo.
La cantidad de energía psíquica que roban los estados negativos de las deudas, son garrafales para la salud física y espiritual del ser humano, conllevando a graves enfermedades con el tiempo.
No vivir según nuestros propósitos de vida
Lo ideal es vivir aprovechando el tiempo en asuntos que vayan acorde con las metas, aspiraciones e inclinaciones, no a aquellas cosas que molestan y que no se disfrutan. Si no se busca un modo de vida que no resulte estresante y aburridor, lo más seguro es que la existencia se llene de una negatividad considerable.
En algunas ocasiones nos encontramos indispuestos para efectuar tal o cual labor. Sin embargo, lo más seguro es que haya otra persona que prefiera realizarla o que pueda servir como un breve reemplazo, mientras se logra un equilibrio con un descanso apropiado, tanto en los asuntos domésticos, como económicos. Hacer algo que a uno le molesta, produce una tensión negativa que roba grandes cantidades de energía.
Un ambiente desordenado
Es uno de los aspectos con mayor gasto energético, ya que al necesitar algo que anda extraviado entre el desorden, la energía mental, emocional y motriz, se desperdician inútilmente. Además, dicen los sabios budistas, que el orden y el aseo del lugar donde se reside y permanece, implica mucho en los procesos de la mente.
Los sucesos embarazosos
El Dalai Lama dice:
“Enfrenta las situaciones tóxicas que estás tolerando, desde rescatar a un amigo o a un familiar, hasta tolerar acciones negativas de una pareja o un grupo; toma la acción necesaria”.
Las peores adversidades nos ofrecen las mejores oportunidades para el crecimiento interior, pero también, podrían desgastarnos y enfermarnos, al identificarnos con ellas de la manera como hacemos, según esta perspectiva oriental.
El odio y el rencor
El amor y el perdón son la clave para una vida física y espiritual en armonía, pero estos sentimientos negativos son óbice para estas vibraciones de alta calidad y debido al sufrimiento que proporcionan dichos estados equivocados de consciencia, se agota casi toda la energía en ello y las consecuencias son desastrosas.
“Perdona, deja ir una situación que te esté causando dolor, siempre puedes elegir dejar el dolor del recuerdo. El perdón sirve de cómoda almohada. Es probable que la vida nos ponga a prueba, por ello es importante que no alimentemos rencores; porque, si lo hacemos, moriremos poco a poco”, asegura el Dalai Lama.
Las promesas pendientes
Cumplir la palabra y respetarla, además de honrarla, es una característica de las personas más espirituales y valoradas en el mundo de las relaciones. Es un acto que demuestra el conocimiento, así como la comprensión a los demás. Pero al incumplir una promesa, devienen una serie de problemas energéticos, dicen los gurús.
No permitirse un adecuado descanso
Un monje budista recomienda:
“Date permiso para descansar si estás en un momento que lo necesitas y date permiso para actuar si estás en un momento de oportunidad”.
Con el ritmo actual de vida, es supremamente necesario saber descansar y renovar las energías. Si no se dispone de un espacio para ello, las fuerzas tienden a disiparse y por consiguiente, es factible cometer muchos errores e incurrir en la irresponsabilidad.
La no resignación
Definitivamente es uno de los motivos de más gasto energético, tanto mental, emocional como motriz. No aceptar lo inevitable, implica una lucha interna de resistencia que agota vitalmente a las personas. Esto a su vez, conduce a la ira y a la depresión, y el desgaste empeora, causando desastres en la vida.
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