Como lo mencionamos antes, solo poseía dos cabezas y aunque era más pequeño que Cerbero seguía teniendo un tamaño descomunal. Se trataba de un ser corpulento y con grandes hileras de dientes filosos y poderosas garras. Había heredado gran fuerza gracias a sus padres y fue precisamente por esa capacidad que terminó en las manos de Atlas, quien más tarde se lo dio al gigante Gerión, un monstruo antropomorfo formado por tres cuerpos.

Ortro y los 12 trabajos

Gerión poseía un gran ganado que era deseado por más de una persona. Euristeo rey de Argólida, deseaba tener para sí la recua de Gerión, pero -como suele ocurrir en la mitología griega- aspiraba a conseguirla sin darle nada a cambio al gigante: fue por ello que le encargo a Heracles que se apropiara de los animales.

El héroe acampó en un monte a la espera de que el gigante durmiera y así poder cometer el delito. Sin embargo, con lo que no contaba Heracles era con la presencia de Ortro: ambos lucharon hasta que el guerrero lo exterminó con la clava. Euritión uno de los de pastores que resguardaba el ganado fue auxiliar al animal, pero murió bajo el arma de Heracles. En algunas versiones de la historia, dicen que Ortro tuvo de hija a la Esfinge, un demonio de la destrucción y mala suerte.

Eurípilo, nieto de Heracles, usó la imagen de Euritión, Gerión y de Ortro en su escudo en conmemoración de una de las titánicas tareas que tuvo que afrontar su abuelo.

Fuentes:

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Imagen: mitologiagriega.net