El abrazo de Salmacis
En general, se da el nombre de hermafroditos a todos los seres que tienen doble naturaleza, masculina y femenina. De modo particular, los mitógrafos conocen con este nombre a un hijo de Afrodita y Hermes, del cual contaban la siguiente leyenda:
Hermafrodito, cuyo nombre recordaba a la vez los de su madre y su padre, había sido criado por las ninfas en los bosques del Ida de Frigia. Estaba dotado de gran belleza, y a los quince años se lanzó a correr mundo y viajó por el Asia Menor. Encontrándose en Caria llegó un día a los márgenes de un lago de maravillosa hermosura. La ninfa de este lago, llamada Salmacis, se enamoró de él al momento, pero al declararle su amor, él la rechazó.
La ninfa, entonces, aparentó resignarse y se ocultó, mientras el joven, seducido por la limpidez del agua, se quitaba el vestido y se zambullía en el lago. Cuando Salmacis lo vio en sus dominios y a su merced, fue hacia él, y lo estrechó en tanto que Hermafrodito se esforzaba inútilmente por soltarse. Ella dirigió una plegaria a los dioses pidiéndoles que jamás pudiesen separarse sus dos cuerpos. Los dioses la escucharon, y los unieron en un nuevo ser, dotado de doble naturaleza. Por su parte, Hermafrodito obtuvo del cielo que quienquiera que se bañase en las aguas del lago Salmacis, perdiese su virilidad. En tiempos del Estrabón se creía aún que el lago poseía esta propiedad.
Con mucha frecuencia, por lo menos en los monumentos figurados, Hermafrodito aparece representado entre los compañeros de Dionisio.
Escultura de Hermafrodito en el museo del Louvre de París.
Hermafrodita durmiendo, copia romana del siglo II de un original griego. Restaurado por Bernini en 1620. París, Museo del Louvre.
Posteado por Sinuhé