Desde hace milenios, el Garbanzo ha ocupado un puesto de gran importancia en la alimentación humana, sobre todo en los países asiáticos. De esta forma, se ha usado como base de innumerables recetas, entre las cuales se encuentran creativos postres. Sin embargo, antes de exponer algunas de estas preparaciones, se revisarán algunos aspectos sobre esta leguminosa.
El garbanzo
En consecuencia, se comenzará por decir que los expertos coinciden en describir el Garbanzo como una leguminosa, bautizada por el nombre científico Cicer arietium, la cual crece directamente de una planta herbácea anual, que no supera los cincuenta centímetros de altura, y que se caracteriza igualmente por sus flores de colores blancos.
En cuanto al aspecto físico de esta legumbre, el Garbanzo puede ser descrito básicamente como un grano, de forma redondeada, el cual presenta un ligero aplastamiento en los laterales, así como un pequeño relieve, formado por su raicilla. En cuanto a su color, los garbanzos presentan tono claros variables, los cuales pueden ser blancos, amarillos o incuso anaranjado.
Así mismo, la planta de la cual nace el garbanzo se caracteriza por ser bastante resistente a la sequía. De igual forma, puede germinar en un amplio rango de temperaturas, las cuales pueden oscilar entre 10 y 35 grados centígrados. Con respecto a los suelos que le son propicios, los expertos indican que los garbanzos de mejor calidad son aquellos que se producen en tierra silíceo-arcillosas, con niveles de acidez, entre 6 y 9.
Origen del garbanzo
Como suele suceder en ocasiones, en el campo de la Biología o la Botánica, el origen preciso del Garbanzo es un tema que ha originado controversia. No obstante, los estudios realizados lleva a la gran mayoría de los especialistas a considerar que fueron las tierras del Mediterráneo oriental las que fueron testigos del surgimiento de los garbanzos en el mundo.
Así mismo, los investigadores han señalado que de estos territorios pudo extenderse fácilmente a otras regiones mediterráneas, así también como a otros países de Asia, como por ejemplo Persia, India y algunas regiones de Asia central. Igualmente, África fue también privilegiada por la llegada del Garbanzo a este continente, siendo la región de Ghana la primera en conocerlo.
En lo que respecta a América, fueron los españoles los que llevaron los garbanzos desde el viejo continente europeo al nuevo mundo, nobel continente a donde llegó directamente a California, México, entre otras regiones de clima seco, en los que se adaptó bastante bien.
Propiedades nutricionales de los garbanzos
Por su paso a través de las varias regiones del mundo, que el garbanzo ha conquistado, las distintas generaciones lo han reconocido como una legumbre con grandes propiedades nutricionales, y proveedora de gran energía para el cuerpo humano.
Para la Ciencia moderna esto ya no constituye tan sólo una creencia, sino que esta disciplina sabe con certeza cómo los garbanzos cuentan en su composición con una gran cantidad de Carbohidratos, Azúcares naturales, Fibras alimenticias, Grasas, Proteínas y –de forma contrastante con su aspecto seco- gran cantidad de agua.
Por igual, en los garbanzos pueden encontrarse también gran cantidad de vitaminas, entre las que se encuentran la vitamina B1, B2, B3, B6, C, E y K. De igual manera, en esta legumbre, los científicos han encontrado importantes minerales, necesarios para la salud humana, como lo son por ejemplo Calcio, Hierro, Magnesio, Fósforo, Potasio, Sodio y Zinc. Una combinación de nutrientes a destacar en el Garbanzo es la presencia de vitamina C y del Hierro, lo cual constituye un arma infalible contra la Anemia.
Recetas de postres a base de garbanzos
Tomando en cuenta la gran cantidad de cualidades nutricionales que poseen los garbanzos, no es de extrañar que desde épocas remotas hayan sido elegidos como parte de la alimentación humana, lo cual ha originado igualmente la creación de deliciosas recetas, en las diferentes culturas que lo han adoptado dentro de su menú.
No obstante, por lo general, cuando el público piensa en garbanzos imagina platos salados, siendo muy pocos los que en realidad conocen la gran capacidad con la que estos granos cuentan a la hora de realizar exquisitos postres. A continuación, algunas de estas recetas:
Brownie de garbanzos
Uno de los postres favoritos de chicos y grandes es el Brownie, puesto que su sabor a chocolate lo hace realmente irresistible, por lo que si además se puede agregar una cantidad de nutrientes a la preparación, se convierte entonces en el postre estrella. De esta manera, los garbanzos pueden ser los ingredientes que le den a estos brownies ese toque mágico.
Para preparar estos brownies a base de garbanzos, se necesitará tener a mano los siguientes ingredientes: media ( ½ ) libra de garbanzos cocidos / dos (2) huevos / media ( ½ ) taza de cacao en polvo y sin azúcar / cien (100) gramos de dátiles, previamente deshuesados / tres (3) cucharadas de miel / una (1) taza de leche de avena o de almendras / media ( ½ ) cucharadita de extracto de vainilla / una (1) cucharadita de polvo de hornear / una (1) taza de chocolate negro en tabletas / media ( ½ ) taza de nueces / una (1) pizca de sal.
Una vez se tengan estos ingredientes a mano, se comenzará por colocar los dátiles en la licuadora, junto a los huevos y la leche. Se procesarán hasta lograr una crema de consistencia espesa. Logrado ese punto, se agregan también los garbanzos, así como el cacao, la esencia de vainilla, el cacao, el polvo de hornear y la pizca de sal. La preparación deberá batirse hasta obtener una mezcla en verdad homogénea.
Por último, se agregarán las nueces, previamente troceadas. Se toma un molde para brownie, se enmanteca, y se vierte la masa en él. Se lleva la preparación al horno, a una temperatura de 180 grados, y por unos cuarenta minutos. Pasado este tiempo, se retira la preparación del horno, pero se tiene cuidado de no desmoldar hasta que se haya enfriado.
Waffles de garbanzo
Otro postre sorprendente que puede prepararse a base de garbanzos son unos deliciosos waffles, ideales para ser acompañados por mermeladas, frutas o helados. Para prepararlos será necesario entonces tener a disposición los siguientes elementos: un tercio (1/3) de aceite de oliva / tres (3) cucharadas de perejil picado / dos (2) cucharadas de harina de trigo / una (1) cucharadita de polvo para hornear / una y media (1 y ½ ) cucharaditas de sal / una (1) cucharadita de comino en polvo / media ( ½ ) cucharadita de cilantro molido / un (1) diente de ajo triturado / do (2) clara de huevo / una (1) lata de garbanzos, previamente cocinados / dos (2) cucharaditas de yogurt griego / un (1) tomate finamente picado.
Cuando se tengan a mano todos los ingredientes, se tomará entonces un recipiente hondo, y en él se combinarán el aceite de oliva, el cilantro, el perejil, el comino, la sal, la harina y el polvo para hornear. Se mezclan hasta integrar los elementos. En este momento también deberán agregarse las claras de huevo y los garbanzos. Se lleva la mezcla al procesador de alimentos, o también a la licuadora, y se mezclan hasta obtener una masa suave y homogénea.
Se procede entonces a engrasar la wafflera y colocarla a calentar. Cuando la wafflera esté caliente, se coloca un poco de masa, teniendo cuidado de que no se vaya a derramar. Se deja cocinar por cuatro minutos, o hasta que el waffle esté dorado. Puede acompañarse con el yogur griego y el tomate picado. Así mismo, estos waffles también podrían combinarse con helado o dulce de leche.
Galletas de garbanzos y jengibre
Además de waffles, los garbanzos pueden ser el ingrediente estrella de unas ricas y crujientes galleticas de jengibre, ideales para acompañar con té o helado. Para prepararlas, será necesario contar con los siguientes ingredientes: dos (2) tazas de harina de garbanzos / dos y media (2 y ½ ) cucharaditas de jengibre molido / una (1) cucharadita de canela / un cuarto ( ¼ ) de cucharadita de nuez moscada molida / un cuarto ( ¼ ) de cucharadita de clavo molido / media ( ½ ) cucharada de polvo de hornear / media ( ½ ) cucharada de bicarbonato de sodio / seis (6) cucharaditas de mantequilla / tres cuartos ( ¾ ) de taza de azúcar morena / un (1) huevo / un cuarto ( ¼ ) de taza de melaza o papelón derretido / media ( ½ ) cucharadita de extracto de vainilla / tres o cuatro (3 o 4) cucharadas de azúcar blanca.
Al momento de comenzar con la preparación de esta receta, se tomará entonces un tazón grande, en el cual se colocarán la mantequilla y el azúcar, ingredientes que se mezclarán con la ayuda de un tenedor o batidora, hasta obtener una masa suave. Se agrega entonces el huevo, la melaza y la esencia de vainilla, y se continúa mezclando hasta obtener una preparación homogénea.
Por otro lado, en un recipiente aparte, se mezclarán los ingredientes secos. Una vez integrados, se une esta mezcla con la masa húmeda, y con la ayuda de la mano, o de una paleta se amasa, logrando que se integren por completo ambas preparaciones. Cuando esté completamente mezclada, se envuelve la masa en papel transparente, en forma cilíndrica y se lleva a la heladera por lo menos una hora.
Pasado este tiempo, con ayuda de una cuchara, se sacan bolitas de masa, y se disponen en una bandeja para horno, previamente engrasada. Se llevan las galletas al horno, a una temperatura de 350 grados centígrados, por unos ocho minutos, o hasta que se tornen doradas. Se sacan del horno, se espolvorean con canela en polvo.
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