Restos de la avalancha en el poblado minero
Tristes noticas desde Brasil
El pasado 5 de noviembre comenzó la que seguramente podría catalogarse como la peor tragedia ambiental en la Historia de América Latina y una de las peores en la Historia del Mundo. Dos represas de la mina de hierro de una importante industria minera brasileña llamada Samarco colapsaron y liberaron al ambiente miles de millones de toneladas de un cieno tóxico producto de la minería. Hasta el momento, la avalancha ha sido incontenible.
El suceso ocurrió en la ciudad de Mariana del estado brasilero de Minas Gerais y ha sido catalogado por varios biólogos como el segundo accidente biológico más grande de la Historia luego de la catástrofe del reactor nuclear en Fukushima. A poco más de 650 kilómetros de la costa, le tomó a la imparable avalancha casi 20 días alcanzar las playas de Rêgencia, en el estado de Espíritu Santo, famosas por sus corales.
Se trata de una hecatombe. A su paso destruyó el pequeño complejo minero en Mariana, matando 12 personas y dejando otras 11 desaparecidas y más de 500 damnificados. Después se dirigió hacia el río Doce, por el que se dirigió hacia el mar: el resultado, según los biólogos que han ido a la región, es un “río muerto”.
Se calcula que prácticamente todos los animales acuáticos a lo largo de estos 650 kilómetros, que otrora habitasen en el río, hoy están muertos. El sitio se convertirá en lo que algunos han bautizado un cementerio biológico.
Así se ven centenares de kilómetros de las riveras del río Doce
La ruptura
Cuando los habitantes del distrito minero junto a los embalses escucharon el gran estruendo, supieron que algo muy malo acababa de pasar. Afortunadamente para ellos el suceso ocurrió a pleno día (a las 4:20 pm, hora local) y pudieron ver cómo se dirigía la letal avalancha a sus hogares.
Por esta razón la absoluta mayoría tuvo tiempo suficiente para evacuar el lugar. La empresa minera, pese a no tener protocolos de evacuación en las ciudades vecinas, alertó a decenas de personas mediante llamadas telefónicas salvando seguramente bastantes vidas, y hasta el momento se ha encargado de hospedar a varios damnificados. Así mismo, aseguró que la avalancha no era un gran desastre y que en su absoluta mayoría se trataba de materia inerte.
Estas fueron declaraciones del 6 de noviembre. Hoy, 25, es seguro que la primera era falsa… y estamos esperando las conclusiones para ver si también lo era la segunda.
Los muertos del río Doce y el Atlántico
En total se calcula que 250.000 personas han dejado de recibir agua potable como consecuencia del accidente, que acabó con 5 fuentes importantes de agua dulce además del ya mencionado río Doce. A medida que iba pasando el tiempo y quedaba claro que la avalancha no se detendría, las autoridades comenzaron a preocuparse.
Pero el gobierno brasileño, mostrando una negligencia impresionante, esperó hasta el 23 de noviembre para exigir a la empresa que detuviera la avalancha. Apenas faltaban 24 horas para que llegara al océano y como es obvio, nadie pudo hacer nada. El 24 la avalancha alcanzó las costas del Atlántico.
El lodo llega al Atlántico
A partir de este momento, importantes reservas marinas perecerán: las corrientes marinas indicarán si son los arrecifes del norte o la importante reserva de tortugas marinas de Comboios en la que estos animales, en peligro de extinción, ponen sus huevos. En cualquier caso, las cosas no pintan bien para los mares brasileños.
Aunque algunas fuentes afirman que la avalancha está caracterizada por importantes contaminantes como arsénico, mercurio, cadmio, plomo, níquel, hierro y aluminio, algo que supuestamente afirmó el Instituto Minero de Gestión de Aguas, no se ha realizado un análisis del contaminante y la empresa se sostiene en afirmar que se trata en una absoluta mayoría de sílices minerales, compuestos inertes que salen del procesamiento del hierro. El tiempo dirá quién dice la verdad.
Para empeorar la situación, la avalancha ha arrastrado varios pequeños enclaves mineros (algunos ilegales), lo que podría generar reacciones imposibles de predecir.
¿Y los medios?
Han pasado 22 días desde que sucedió la catástrofe. Aunque en un principio se pensó que no sería tan grave, hace ya más de una semana quedó claro que se trataba de un desastre ambiental de magnitud catastrófica. Con la llegada al Atlántico se selló el proceso: estamos, en verdad, ante una de las peores crisis ambientales de la Historia.
Y sin embargo, la mayor parte de los medios se muestra en silencio.
Es algo francamente extraño. Casi aterrador. 20 días es tiempo suficiente para realizar una nota, y más en un momento en el que muchos medios producen información casi que al por mayor. No era necesario convertir el asunto en un titular: hoy día no es esto lo que da importancia a una noticia tanto como el hecho de que sea replicada en todo lugar.
Así se ve el desastre desde el aire
Pero no. El derrame de Mariana ha pasado casi en silencio por los medios de América Latina. Son pocos los portales que lo han tratado y en general se trata de páginas independientes, aunque hay que señalar que un puñado de periódicos – El Comercio, El País, ABC – le ha dedicado un espacio.
¿Será esto simple desinterés? ¿Negligencia? ¿Habrá alguna razón de más peso? Si no fuera porque dudo mucho que una empresa como Samarco tenga la capacidad, hasta pensaría que ha usado algún sistema para evitar que se publique la noticia.
En cualquier caso, el asunto deja un mal sabor de boca.
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