En ocasiones especiales, veo fotos que me dan miedo.
El peligro acecha en estas fechas. Navidades, Nochevieja, Reyes… bodas, bautizos y funerales… Juntar a toda la familia por obligación puede resultar una verdadera pesadilla si no estáis muy unidos. Eso cree la mayoría de la gente, pobres ilusos, no saben que el verdadero peligro se esconde en las familias felices que quieren compartir su alegría con los demás inmortalizándola en forma de foto de familia. Agradezco que la mía se lleve a matar.
Antes, las fotografías familiares las colgaban nuestras madres en un cuadrito en el salón, para vergüenza tuya cuando había invitados. Ahora existe una página web donde cualquier desnaturalizado de tu familia o allegados puede colgar esa foto que desearías no haberte hecho jamás. Y aquí no tienes escapatoria (como pegarle un martillazo al cuadrito y echar la culpa al gato, como hice yo), te puede ver todo el mundo.
Advertencia: si aun después de ver esta magnífica recopilación de retratos de familia, quieres hacerte uno, no te pierdas los consejos que daré a continuación. Es muy importante tener en cuenta una serie de detalles si no quieres hacer el ridículo para toda la eternidad.
Antes que nada debo añadir que los individuos retratados a continuación no fueron ni coaccionados ni obligados de manera alguna para posar, lo hicieron voluntariamente y no son montajes, son reales. Eso sí que da miedo.
Cuando eres pequeño, no te das cuenta de que tus padres tienen costumbres que el resto podría considerar como raras. Con el paso del tiempo, si descubres que tu padre era naturista y le gustaba ir en pelota picada por la casa, consejo número uno: vigílale a la hora de hacerse una foto familiar. No le des la espalda.
A su favor se puede decir que el resto de la familia está en pijama, y al hombre le gustará dormir libre de ataduras. Ahora sabes por qué Papá Noel no te dejó nada esa Navidad, no hay ningún regalo rodeando la chimenea…
Si tus padres son fanáticos del Mago de Oz, ahora entenderás varias cosas, por qué no tenías papel de aluminio en casa para envolverte el bocadillo, por qué tu perrito sufría de terrores nocturnos, y sobre todo, por qué nadie quiso comprar esa casa tan bonita. Consejo número dos: si quieres vender tu casa, procura que en la foto salga la casa.
Cuidado cuando la afición es la de tu madre haciendo trajecitos iguales para toda la familia con la tela de los manteles. En este caso agotó la tela de mantel roja y al padre le tuvo que hacer la corbata con una servilleta. Volviendo la vista atrás te preguntas que será de esas madres que con cuatro trapitos (manteles, cortinas, restos de telas de otras cosas…) vestían a sus pequeñuelos en un plis plas. Pero yo que lo he sufrido sé lo mal que se pasa con los comentarios maliciosos tipo, «qué, ¿tu madre ha vuelto a cambiar las cortinas?». Sí, tuve un vestido de cuadros de mantel rojo, otro verde y otro azul, con sus pololos a juego, ese verano me negué a salir a la calle. Consejo número tres: si ves a tu madre cosiendo un mantel, no es para la merienda, corre, simplemente, corre.
Dentro de la categoría «la familia que viste igual, igual se queda», cuando se trata de familia numerosa se comprende que para economizar los vistas con cualquier trapo, pero iguales, que a más metros de tela espantosa te hacen descuento y así los niños no se pelean porque quieren el traje del hermano. En este caso se pelearán porque no lo quieren, pero no hay donde rascar. Eso sí, para no cometer errores, a cada niño se le asigna un número, y para no pensar demasiado, pues le pones el de su fecha de nacimiento. Así matas dos pájaros de un tiro, a parte del amor propio de tu hijo, puedes distinguirlos a no ser que vayan de espaldas, y recuerdas el día de su cumpleaños. Consejo número cuatro: si te quitas años, ante una foto como esta sal de espaldas. O corre, simplemente, corre. Desconozco si los niños de la foto tienen nombre.
¿Y cuando una nochevieja te inmortalizan a punto de morir atragantado por una uva?. No sé qué es más triste, si que todos a tu alrededor te ignoren o que el gracioso del fotógrafo no suelte la cámara para hacerte la maniobra de Heimlich. Consejo número cinco: si tu tío el fotógrafo se gana la vida con fotos de impacto, no comas uvas delante de él.
Si ha venido a pasar las fiestas tu primo el del pueblo, ese que se sabe todos los chistes de por qué el pollo cruzó la carretera, o tu abuelo empieza con las batallitas de la mili, procura que las fotos se hagan al inicio de la cena, y no después de dos horas. Consejo número seis: si hay invitados palizas, bebe mucho café. Por cierto, ¿la abuela está viva?.
Hay familias cuyo espíritu navideño está muy arraigado y se lo curran en todos los detalles. Consejo número siete: si te engañan para disfrazarte, no elijas el disfraz de árbol, parece tentador porque esconde las lorzas producto de las cenas copiosas y los atracones de turrón, pero primero, con dos cajas de regalo en los pies no puedes salir corriendo y para la foto te pillan fijo, y segundo, no tienes manos para pelar las gambas.
Qué entrañables las mañanas de Reyes cuando te despertabas con toda tu ilusión para ver tus regalos. En mis tiempos los niños querían una bicicleta, yo un quimicefa, nunca me trajeron ninguna de las dos cosas. Pero estos niños de la foto tienen suerte, y una bici nueva para cada uno. Consejo número ocho: si tienes un hermano mayor con una horrible bata de terciopelo que se ha pasado toda la noche de bares, procura no despertarle y que no te fastidie ese bonito recuerdo. Si eres tú el de la bata de terciopelo y el resacón, evita pasar por la zona de los regalos.
Dos regalos mejor que uno, si puedes robarle el suyo a tu hermano, no te cortes aunque salgas en la foto, la culpa la tienen los Reyes por no traerte el quimicefa y regalarte a ti un estúpido barriguitas y al canijo de tu hermano un madelman cachas. Perdón, me he emocionado, esta foto me ha traído recuerdos entrañables de mi infancia, pero que conste que yo nunca he sido rubia. Consejo número nueve: si te pillan robándole el regalo a tu hermano, siempre puedes decir que has tropezado. Pon cara de buena y sonríe aunque odies las fotos. Cuela, te lo digo yo.
También los padres originales, que en su juventud se pasaron un poco con las tortillas de setas alucinógenas, tienen derecho a inmortalizar a sus peques en una foto de estudio. Los jerséis de cuello de cisne eran muy apañados, recuerdo que mi madre los usaba para que en invierno pudiera usar los vestidos de tela de mantel, tenía uno rojo, otro verde y otro azul. Si combinas el color de la ropa con las formas geométricas, te queda una foto difícil de olvidar. Consejo número diez: no fumes nada antes de posar para una foto, y procura que los que rodean tampoco.
Y entramos en la categoría «familias temáticas», aquellos que para salirse de lo normal, posan todos disfrazados siguiendo un tema concreto. Estos son del tipo histórico. No se han escapado de un mercadillo medieval, son así. La familia flauta. ¿No echáis de menos al perro?. Consejo número once: Si tu familia entra dentro de esta categoría, elige el disfraz de verdugo, por lo menos te tapa la cara y siempre puedes negar que seas tú. Además, tienes un hacha.
Dentro de la misma categoría encontramos a la familia imperial. Siempre quise hacerme una foto vestida de Sissi Emperatriz (sí, yo también guardo secretos inconfesables) pero los vestidos te cuestan una pasta y con los visillos del salón no llegaban para todos. Mirad la cara que se le quedó al padre pensando en la factura de la bromita. Mi consejo, si te pones chistera, las orejas mejor que vayan por dentro.
Las fotos de las nenas posando son una buena forma de fabricar felicitaciones navideñas. Estas por el estilismo todavía se mandaban por correo de buzón amarillo, dentro de un sobre y con un sello, esas cosas que se hacían antes, cuando estaban de modas los cardados y los vestiditos sencillos. Consejo número el que toque: Mucho cuidado con los adictos a las modas, por muy mega guay que te veas, puede que precisamente esa moda no vuelva (cosa que deseo con todo mi corazón, que no vuelvan los cardados ni las hombreras, ya me aterrorizaron en su tiempo).
La fobia a los payasos está muy extendida entre la población, creo que lo que decidas poner a tus hijos como disfraz para una foto mona puede marcar seriamente su futuro y el de los niños que les rodean. No recuerdo que estas niñas fueran a mi colegio, pero explicaría por qué me entran ganas de pegarles una paliza a los payasos de Micolor. Siguiente consejo: si no quieres gastarte una pasta en psicoterapia, piensa dos veces si quieres un disfraz de payaso. Si eres psicoterapeuta, recomiéndalos entre tus vecinos.
En la categoría «Dios los cría y ellos se juntan» podemos encontrar el germen de las futuras fotos temáticas familiares. Si la parejita ya empieza así, no quiero ni pensar como saldrán las fotos cuando tengan nietos. Consejo: cuidado con las aficiones que compartes con tu pareja, hay cosas que deben quedarse en la intimidad.
Y pasemos al siguiente grupo de fotos familiares, las de celebraciones especiales. Perece que la novia ideal debe ir acompañada de damas de honor vestidas de la misma forma. Me voy a abstener de los consejos porque de bodas no entiendo, yo sólo acudo a entierros, pero chicas, mirad lo que os ponéis en la cabeza.
También puedes conjuntar a las damas con la cortina. No, mi madre no hizo los vestidos, pero porque no se lo pidieron.
Tú posa donde más cómoda te encuentres, ¿o acaso una chica no va siempre con sus amigas al baño?. No puedo responder porque no tengo amigas.
Muy importante cuidar los complementos. A ver quién se atreve a decir que no aquí.
Si durante el convite el niño se duerme, lo puedes usar de mantel.
Y para finalizar, en la categoría «más solo que la una», si nadie de la familia quiere posar contigo, tal vez no quieran vestirse de burbuja de cava y ponerse mallas rojas.
Os dejo con vuestras reflexiones. Si os ha sabido a poco, podéis encontrar más de 200 fotos familiares similares o peores, si cabe, en la web:
www. AwkwardFamilyPhotos.com
No me hago responsable de los efectos secundarios que pueda causaros verlas todas.
Tejido por Angelika B.