Israel
Desde su fundación, Israel ha sido uno de los países más militarizados del mundo. Enfrentado a una región que de manera generalizada lo considera un enemigo – en particular por las cuestionables acciones que ha desarrollado en lo que fueron territorios palestinos – el país judío ha encontrado en sus fuerzas armadas un motor de unión nacional y la herramienta para defenderse de sus vecinos hostiles. Es por esto que todos los ciudadanos de Israel tienen que cumplir un servicio militar obligatorio al llegar a los 17 años y medio en el que servirán a su país por 24 meses, si son mujeres, y por 36 si son hombres.
Algunos, sin embargo, no pueden hacer parte de las fuerzas armadas si muestran problemas de salud, desórdenes psicológicos o en general algo que haga que no se adapten bien a la vida en la tropa, y esto incluye a los casos de autismo. Estas personas no podrían hacer parte del ejército ni siquiera si activamente lo desearan.
Sin embargo, recientemente el estado israelí parece haber cambiado de opinión con respecto a los jóvenes autistas y está incluyéndolos en la recién creada Unidad Especial 9900. Veamos.
Unidad Especial 9900
El objetivo de esta unidad es vincular personas con habilidades especiales que, pese a sus problemas, puedan cumplir con las acciones requeridas por las autoridades… en este caso el análisis de imágenes (entre otras).
En efecto, muchos individuos con tipos específicos de autismo tienen una capacidad casi sobrehumana para analizar patrones, observar imágenes y detectar anomalías. Su cerebro es muy visual y lógico – razón por la cual se les dificulta comprender las emociones ajenas e interactuar con las personas – pero esto también les permite una habilidad natural para actividades de otro talante.
Por ahora, los jóvenes – que tienen que cumplir ciertas condiciones relativas a su capacidad de seguir órdenes y no actuar por fuera de los requerimientos – tienen tareas asociadas a “control de calidad; clasificación de información; recolección de información de inteligencia desde fuentes de internet abiertas; mantención de sistemas electrónicos, ópticos y armas, y control de calidad de software en desarrollo”.
Por ahora, la natural honestidad y fiabilidad de los autistas también ha satisfecho a las autoridades militares del país. Se cuenta el caso de un joven al que se le indicó que su trabajo era secreto y entonces comenzó a reservarse la información incluso con sus compañeros de equipo. Tuvieron que darle permiso especial para hablar con ellos para que revelase lo que había encontrado.
Familiares despidiendo a quienes se van a prestar el servicio
Implicaciones
Aunque el asunto suene – hay que decirlo – hasta bonito, han sonado algunas voces en contra de la iniciativa. De acuerdo con los detractores, es de por sí complicado manejar el asunto de los derechos humanos con los soldados profesionales y se requiere un entrenamiento específico en este aspecto, por lo que con jóvenes autistas sería aún peor.
En efecto, la incapacidad de sentir empatía, de compartir las emociones de otros, podría convertirse en un problema a la hora de tomar una decisión vital o de delatar actos inmorales (que sabemos, son comunes en las filas). Aunque por ahora estos jóvenes no se encuentran en combate, algunos temen que sus mismas habilidades los lleven a manejar aeronaves no tripuladas, lo que podría resultar en serias implicaciones morales.
Pero por ahora, el asunto se ve más positivo que negativo. Habrá que esperar.
Imágenes: lanacion.com.ar