El Pensante

Ban Pin Shan: leyenda de la Media Montaña

Mitos y leyendas - enero 28, 2020
Imagen 1. Ban Pin Shan: leyenda de la Media Montaña

El anciano y los dumplings

En el sur de Taiwán puede verse una montaña llamada Ban Pin Shan. En Mandarín este nombre significa «media montaña”, pues cuando al verla parece como si alguien hubiera arrancado la mitad de la montaña. Y, cuenta la leyenda, el origen de aquella forma tiene su procedencia de los mismos dioses.

Pues verán, en los tiempos en los que la montaña se encontraba aun completa había un pueblito al pie de esta. Un día, un anciano apareció de visita anunciando deliciosos dumplings (pasteles tradicionales) a la venta: «¡Deliciosos dumplings calientes! ¡Uno por diez céntimos, dos por veinte céntimos y tres gratis!» Todos en el pueblo pensaron que aquel viejo de barbas blancas era un lunático: ¿quien regalaría exquisitos dumplings y no ganaría nada a cambio?

«¿Qué es eso?» preguntaron sorprendidos los aldeanos.

«¡Deliciosos dumplings calientes! Judías rojas y sésamo. ¡Uno por diez céntimos, dos por veinte céntimos y tres gratis!» gritó de nuevo el anciano loco.

Más y más personas empezaron a agruparse alrededor, susurrando «¿Será verdad? ¿Tres dumplings gratis? ¿Está este viejo intentando engañarnos?»

«¡Qué importa! Me comeré los tres dumplings y luego veré si son gratis o no.»

Cuando los probaron, los aldeanos opinaron que eran los más deliciosos que hubieran comido. Y obviamente no dudaron de aprovechar la oportunidad y pedir más de una vez los deliciosos dumplings:

«Mmmm, estos dumplings están estupendos!

Sí pedimos los tres no tenemos que pagar ¿cierto?

«Yo nunca miento. Ya he dicho que tres son gratis» contestó el anciano.

Al segundo día volvió el anciano y volvió a suceder lo mismo, todos enloquecieron con los dumplings y querían pedir los tres para poder tenerlos gratis.

«¡Deliciosos dumplings calentitos! Judías rojas y sésamo. ¡Uno por diez céntimos, dos por veinte céntimos y tres gratis!» Todos rodearon al anciano, comiendo sus dumplings tan rápido que hubo quien ni siquiera los masticó. Al poco rato, todos los dumplings habían desaparecido de nuevo.

Lección de humildad

Al tercer día volvió el anciano y tal cual como en los dos primeros días, se vio rodeado de todos los aldeanos que comían tan rápido el postre, que ni siquiera lo masticaban. Pero en medio del bullicio y de los comensales, se oyó una voz que decía: «Señor, por favor, ¿podría usted darme un dumpling?» Todo el mundo se giró sorprendido a observar al joven que había hablado.

El anciano lo miró intrigado y le contestó: «Jovencito, ¿no me has escuchado? Uno por diez céntimos, dos por veinte céntimos, o tres gratis. ¿Por qué quieres sólo uno cuando puedes tener tres gratis?»

Aquel joven contestó que lo sabía, pero que se sentía reamente apenado de verlo todos los días acarrear esa cantidad de dumplings y que él no ganará nada a cambio. Sin embargo, lo único que tenía le alcanzaba para comprar un solo postre.

Imagen 2. Ban Pin Shan: leyenda de la Media Montaña

Y lo que sucedió a continuación sorprendió a todos, pues el anciano comenzó a reír y le dijo: «¡Ja, ja! Te encontré al fin. Tú eres la persona adecuada para ser mi alumno. Soy el dios de la montaña tras la aldea…»

Todos en el pueblo se sorprendieron cuando el anciano mostró su verdadera identidad. Para encontrar un alumno digno y bueno, el dios de la montaña se había disfrazado de anciano senil para probar el corazón de la gente. Sus dumplings no eran de verdad, sino que estaban hecho de barro arrancado de la montaña.

Los aldeanos se dieron cuenta que el resto de postres que quedaban se convirtieron en barro y se dieron cuenta que a la montaña le faltaba la mitad, como si alguien hubiera extraído grandes cantidades de tierra. El dios de la montaña llevó con él al generoso joven y se preparó para enseñarle toda su magia.

Y finalmente el resto de los aldeanos, se sintieron realmente disgustados por haberse comido todo el barro y desearon poder vomitarlo. Se arrepintieron de sus acciones y se maldijeron por haber sido tan avariciosos. Después de esto, los aldeanos llamaron a la montaña Ban Pin Shan.

Fuentes:

  1. https://lacanciondemalapata.blogspot.com/2010/02/ban-pin-shan.html

Imágenes: 1: wattpad.com, 2: aminoapps.com

Imagen 3. Ban Pin Shan: leyenda de la Media Montaña

El anciano y los dumplings

En el sur de Taiwán puede verse una montaña llamada Ban Pin Shan. En Mandarín este nombre significa «media montaña”, pues cuando al verla parece como si alguien hubiera arrancado la mitad de la montaña. Y, cuenta la leyenda, el origen de aquella forma tiene su procedencia de los mismos dioses.

Pues verán, en los tiempos en los que la montaña se encontraba aun completa había un pueblito al pie de esta. Un día, un anciano apareció de visita anunciando deliciosos dumplings (pasteles tradicionales) a la venta: «¡Deliciosos dumplings calientes! ¡Uno por diez céntimos, dos por veinte céntimos y tres gratis!» Todos en el pueblo pensaron que aquel viejo de barbas blancas era un lunático: ¿quien regalaría exquisitos dumplings y no ganaría nada a cambio?

«¿Qué es eso?» preguntaron sorprendidos los aldeanos.

«¡Deliciosos dumplings calientes! Judías rojas y sésamo. ¡Uno por diez céntimos, dos por veinte céntimos y tres gratis!» gritó de nuevo el anciano loco.

Más y más personas empezaron a agruparse alrededor, susurrando «¿Será verdad? ¿Tres dumplings gratis? ¿Está este viejo intentando engañarnos?»

«¡Qué importa! Me comeré los tres dumplings y luego veré si son gratis o no.»

Cuando los probaron, los aldeanos opinaron que eran los más deliciosos que hubieran comido. Y obviamente no dudaron de aprovechar la oportunidad y pedir más de una vez los deliciosos dumplings:

«Mmmm, estos dumplings están estupendos!

Sí pedimos los tres no tenemos que pagar ¿cierto?

«Yo nunca miento. Ya he dicho que tres son gratis» contestó el anciano.

Al segundo día volvió el anciano y volvió a suceder lo mismo, todos enloquecieron con los dumplings y querían pedir los tres para poder tenerlos gratis.

«¡Deliciosos dumplings calentitos! Judías rojas y sésamo. ¡Uno por diez céntimos, dos por veinte céntimos y tres gratis!» Todos rodearon al anciano, comiendo sus dumplings tan rápido que hubo quien ni siquiera los masticó. Al poco rato, todos los dumplings habían desaparecido de nuevo.

Lección de humildad

Al tercer día volvió el anciano y tal cual como en los dos primeros días, se vio rodeado de todos los aldeanos que comían tan rápido el postre, que ni siquiera lo masticaban. Pero en medio del bullicio y de los comensales, se oyó una voz que decía: «Señor, por favor, ¿podría usted darme un dumpling?» Todo el mundo se giró sorprendido a observar al joven que había hablado.

El anciano lo miró intrigado y le contestó: «Jovencito, ¿no me has escuchado? Uno por diez céntimos, dos por veinte céntimos, o tres gratis. ¿Por qué quieres sólo uno cuando puedes tener tres gratis?»

Aquel joven contestó que lo sabía, pero que se sentía reamente apenado de verlo todos los días acarrear esa cantidad de dumplings y que él no ganará nada a cambio. Sin embargo, lo único que tenía le alcanzaba para comprar un solo postre.

Imagen 2. Ban Pin Shan: leyenda de la Media Montaña

Y lo que sucedió a continuación sorprendió a todos, pues el anciano comenzó a reír y le dijo: «¡Ja, ja! Te encontré al fin. Tú eres la persona adecuada para ser mi alumno. Soy el dios de la montaña tras la aldea…»

Todos en el pueblo se sorprendieron cuando el anciano mostró su verdadera identidad. Para encontrar un alumno digno y bueno, el dios de la montaña se había disfrazado de anciano senil para probar el corazón de la gente. Sus dumplings no eran de verdad, sino que estaban hecho de barro arrancado de la montaña.

Los aldeanos se dieron cuenta que el resto de postres que quedaban se convirtieron en barro y se dieron cuenta que a la montaña le faltaba la mitad, como si alguien hubiera extraído grandes cantidades de tierra. El dios de la montaña llevó con él al generoso joven y se preparó para enseñarle toda su magia.

Y finalmente el resto de los aldeanos, se sintieron realmente disgustados por haberse comido todo el barro y desearon poder vomitarlo. Se arrepintieron de sus acciones y se maldijeron por haber sido tan avariciosos. Después de esto, los aldeanos llamaron a la montaña Ban Pin Shan.

Fuentes:

  1. https://lacanciondemalapata.blogspot.com/2010/02/ban-pin-shan.html

Imágenes: 1: wattpad.com, 2: aminoapps.com