No hay otro mundo que este
No hay cielo, no hay infierno
El reino de Shiva y regiones semejantes
son inventadas por estúpidos impostores
Sarvasiddhanta Samgraha, libro de la Escuela de Charvaka
Perenne religión
Pocas cosas son más ubicuas que la religión. Desde las antiguas tradiciones chamánicas hasta las modernas religiones teístas, pasando por todo tipo de cultos, sectas y grupos, prácticamente todas las sociedades desarrollaron algún tipo de creencia vinculada a seres superiores que tienen habilidades superhumanas y pueden cuidar y proteger a los suyos.
Por esta razón, resulta curioso hablar de “ateísmo” en periodos antiguos. Y sin embargo, ya en tiempos antiguos algunos hombres comenzaron a dudar de la existencia de los dioses y a considerar que el mundo no era más de lo que veíamos, una construcción caótica en el que la vida no tenía más sentido que aquel que uno mismo le diera.
Aunque hay ciertos rasgos ateos en importantes corrientes filosóficas asiáticas desde al menos el año 1000 a. C., el ateísmo “materialista” al que estamos acostumbrados – es decir, la idea de que no existe un Dios, pero también la noción de que las “fuerzas ocultas” en verdad no existen y el mundo es, en verdad, reino únicamente de la materia – no aparecería hasta cerca del año 500 a. C.
Mostrando un pensamiento adelantado en siglos a su tiempo, el Gran Pensador Charvaka comenzaría en aquel periodo una importante escuela filosófica que perduraría y convertiría el ateísmo en parte fundamental del debate filosófico y religioso en India.
Otras filosofías total o parcialmente ateas – como el budismo originario, o el primer taoísmo de Lao Tsé – serían eventualmente absorbidas por creencias tradicionales y convertidas en religiones teístas o cuanto menos animistas (es decir, que se concentraban en el respeto a los antepasados y el poder de los espíritus, más que de Dios, sobre la Tierra). En Grecia, entonces también influenciada por algunas variantes de materialismo y por el rechazo a las deidades, el proceso también se revertiría en el lapso de poco tiempo. Parece ser que sólo en India, hogar de las mil deidades, perduró la noción de que en verdad no existía ninguna.
El nacimiento de la Escuela de Charvaka
No se conoce con exactitud la procedencia o el año en el que nació Charvaka, pues muchas de las fuentes que lo referían han desaparecido. De acuerdo con lo que sabemos, vivió en algún momento del siglo VI a. C., pero podría haber sido anterior a este periodo… e incluso no haber existido del todo.
En cualquier caso, se sabe que los orígenes de esta escuela vienen, al menos, de tiempos védicos, y muchos presumen que pudo ser la única superviviente de un núcleo importante de escuelas filosóficas ateas en la antigüedad india.
Es difícil conocer con certeza el periodo en el que se originó esta escuela porque los documentos que produjeron en este periodo – en particular uno denominado Brhaspati Sutra – desaparecieron, y solo nos quedan referencias de terceros.
Las ideas filosóficas de Charvaka
La escuela de Charvaka tenía bastantes semejanzas con el pensamiento científico, principalmente en cuanto a que consideraba la percepción como la única fuente viable de conocimiento. En esencia, creía que se podían inferir cosas a partir de la observación, pero que en últimas estas inferencias – aunque prácticas – debían tomarse con cuidado, pues su veracidad o falsedad no podía comprobarse.
Por esta razón, la Escuela de Charvaka no sólo rechazaba la idea de una última deidad, sino muchos conceptos metafísicos comunes en la India de aquel entonces (y en la actual) como la reencarnación, la existencia de un alma extracorpórea y la eficacia de los ritos religiosos. No es que estuviesen convencidos de que estas cosas no existieran, es que consideraban que eran imposibles de probar y por lo tanto no tenía sentido creer en ellas.
El Sufrimiento
Para la Escuela de Charvaka, el sufrimiento no era vinculante con la moral o el espíritu, y por lo tanto no tenía sentido sufrir. Así, el pragmatismo y la tecnología debían aplicarse, por encima de todo, a limitar el sufrimiento y aumentar el bienestar de la persona.
Por esta razón, la Escuela de Charvaka se opuso a la doctrina del karma (que esencialmente afirmaba que una persona pagaba en una vida sus acciones, buenas o malas, en la pasada) y consideraba que el sufrimiento humano no debía aceptarse como algo natural, sino combatirse usando la creatividad y los medios materiales a su alcance. Obtener bienestar y placer, ese sería el objetivo último.
En conclusión
La Escuela de Charvaka nos pone ante un pensamiento que muchos consideraríamos sorprendentemente moderno (sea esto bueno o malo) e indica que la religión no es tan omnipresente como creíamos.
Si es cierto lo que creen algunos académicos con respecto a la popularización de escuelas ateístas en algún momento de la antigüedad india (las cuales se habrían condensado en la Escuela de Charvaka), esto significa que por alguna razón fue allí donde el materialismo arraigó con más fuerza y pudo pervivir en el tiempo (experimentos semejantes, pero a menor escala, fracasaron en el Lejano Oriente y el el mundo helénico). Con el tiempo, sin embargo, esta escuela también desaparecería del mundo cultural hindú y se convertiría en poco más que una leyenda. Hacia el año 1200 d. C. ya no quedará nada de ella.
Fuente de imágenes: 1: agustindesnudo.blogspot.com.co, 2: ancient.eu, 3: bengaliphilosophy.wordpress.com