La arqueología forense en los bosques polacos
La búsqueda entablada en Polonia por encontrar fosas comunes es un trabajo que no ha tenido fin, a pesar de que la Segunda Guerra Mundial acabó hace 73 años. La cantidad de judíos detenidos y ejecutados por las autoridades nazis no ha terminado de contabilizarse.
En los bosques de Buczyna se esconden terribles verdades sobre los lugares donde los judíos eran enterrados. En una última investigación, la utilización de un georadar ayudó a determinar ciertas zonas que no fueron desenterradas en las décadas pasadas.
El historiador Adam Ryba, director de la Biblioteca Pública Municipal en Zglobicach, señala la dificultad de hacer las exploraciones debidas, por falta de medios técnicos para encontrar, limpiar y preservar el material arqueológico buscado.
Además la Comisión Rabínica, no permite desenterrar las tumbas ni exhumar los cuerpos. Las investigaciones han tenido que enfocarse en las fuentes escritas, en los videos y en las fotografías alemanas para desentrañar los lugares donde se encontraron los cuerpos martirizados de los judíos.
El número de muertos según la comunidad rabínica, aproxima más de 6000, pertenecientes al gueto de Tarnów (además de cientos de polacos que fueron ejecutados por traidores).
El testimonio de Adam Tadel
Un anciano que vivió cerca al gueto menciona cómo sintió esos días de 1942, cuando los judíos fueron asesinados por los nazis. Él tenía apenas 13 años y cuenta que los trenes con judíos llegaron desde tres años atrás.
Las ejecuciones se hacían por la mañana, así en la tarde los judíos podían enterrar a sus muertos. Los disparos sonaban en toda el área y las bandadas de cuervos se abalanzaban sobre los escampados donde los asesinatos eran cometidos.
Él conoció a uno de los niños judíos encargados de cavar la tierra. Luego de las ejecuciones el jovencito tenía que llenar de nuevo los huecos de tierra. Cada vez que lo hacía tenía nervios pero nunca le hicieron nada, porque finalmente lo enviaron a Francia.
Ese joven contó que los nazis buscaban ahorrar balas. Asesinar para ellos era un tema de optimización. Fue ahí cuando se supo de los ochocientos niños sentenciados por ser judíos.
Tarnow antes de la masacre
Antes de la guerra, este pueblo judío era prospero. Los habitantes vivían pacíficos y se dedicaban a los oficios más variados. El pueblo en su mayoría estaba infestado de sastres, relojeros, zapateros, agricultores, cazadores, etc. La convivencia era pacífica con los polacos nativos.
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial los alemanes entraron a Polonia y la arrasaron. Las tierras fértiles polacas fueron robadas por los alemanes que invadieron el territorio. Fueron esclavizados muchos de los polacos y, con los judíos, la solución fue otra.
Los alemanes planearon la terrible Solución Final. Empezaron a llegar trenes cargados de judíos de todas partes al pueblo de Tarnow. La policía impedía la entrada de víveres y el pueblo fue violado en todos los sentidos.
Los hombres tenían que ver como los alemanes violaban a sus mujeres e hijas. Tenían que soportar la sed y el hambre. Podían morir simplemente porque un alemán podía disparar por su cuenta. Los judíos sufrieron el martirio nazi.
Para junio de 1942, todos los habitantes del pueblo fueron trasladados 10 kilómetros hacia el bosque y allí, en filas, se les empezó a matar. Se les fusilaba y se desarrollaban técnicas carniceras para acabar con la vida de esa pobre gente.
Habían olvidado a los niños. Ellos estaban depositados en una casa, a la que llamaban “orfanato”. Allí los niños no tenían más de ocho años. La mayoría eran más pequeños. La decisión fue clara: esos niños también tenían que ser asesinados.
Hay dos versiones. Una, la que cuentan los judíos. Los alemanes mandaron todos los niños dentro de una fosa y allí les lanzaron granadas. Luego les echaron tierra encima y ahí quedó la tumba. La versión de los alemanes es distinta.
Según el comandante nazi, August Hafner, los niños fueron ejecutados uno a uno. Ahí mismo se les iba arrojando a la fosa común. Sin importar la versión, la verdad es que este acto de salvajismo no tiene precedente.
El asesinato que cometieron con los niños no tienen ningún perdón. El daño todavía sigue cobrando duelo entre la comunidad judía y entre la nación polaca que viaja hasta estos lugares para honrar a sus niños asesinados.
Los pequeñines fueron sentenciados por una ideología fascista: por un sistema que creyó en el racismo y el exterminio como la manera “óptima” para acabar con los problemas socio-económicos. Al día de hoy, muchos culpan a Hitler, pero todo este turbio sistema se precipitó sin conciencia para cometer estos crímenes.
Actualmente, si viajas por esas tierras encontrarás tres grandes monumentos. El de los niños está lleno de juguetes de las más variadas índoles. Es el más alto y el que mayor aforo tiene. Hasta el día de hoy, este lugar siente el peso histórico de la violencia que produce el fanatismo político.
Fuentes:
- https://www.infobae.com/sociedad/2018/04/15/el-bosque-que-esconde-el-horror-las-fosas-de-los-800-ninos-de-tarnow-asesinados-por-los-nazis/
- https://web.archive.org/web/20151227080732/https://www.gazetakrakowska.pl/artykul/9055641,zbylitowska-gora-mroczne-tajemnice-buczyny-odkryte-po-73-latach-wideo,id,t.html
Imágenes: infobae.com