Muchos y variados elementos fueron los que favorecieron la evolución de la especie humana. Sin embargo, habría que tener en cuenta que también existe la involución y que el ser humano no sólo evoluciona, sino que también involuciona. Debe considerarse el hecho de suma relevancia, de que hace muchos siglos, el hombre inició su involución.
Pero veremos en este post, los factores primordiales de esa etapa a la que suponemos como “evolución”. Un aspecto crucial es la cacería, cada vez se fue volviendo un experto a la hora de atrapar a sus presas utilizando la inteligencia junto con la fuerza y habilidades físicas.
Poco a poco se fueron desarrollando diversas actividades de tipo intelectual y de esa manera, se agudizó la inteligencia y se potencializó la observación. No se puede dejar a un lado, uno de los factores primordiales: el desarrollo del lenguaje, el cual se fue convirtiendo cada vez más complejo, sobre todo a la hora de cazar, porque se generaban formas de hablar especializadas.
La historia atribuye al fuego, la principal causa de la evolución del hombre quien por haberlo descubierto, posee mayores herramientas, protección, seguridad, calidad alimenticia, entre otras.
En comparación con las otras especies, el ser humano es más lento en desarrollar su cuerpo físico y su aprendizaje es largo y profundo, puesto que sus etapas como la infancia, la adolescencia, la adultez y la vejez, son bien prolongadas.
Un constituyente de los más relevantes en el proceso de evolución, es la tendencia del ser humano a intentar descubrir lo nuevo; un sentido de curiosidad desbordante que lo lleva a convertirse en un científico.
Algunos atribuyen al sedentarismo, a quedarse en un asentamiento y echar raíces, como parte de la evolución; sin embargo, los primeros seres humanos que eran los que estaban evolucionando, eran nómadas y recorrían todo el planeta, conociéndolo, aprehendiendo, experimentando, etc.,
