En el archivo de Simancas, unas actas fueron rescatadas por el historiador Federico Garza Carvajal en las que se reveló la historia de dos mujeres, llamadas Inés y Catalina, fueron condenadas por ‘crímenes absurdos.’ Las mujeres habían sido condenadas como lo peor, porque ambas habían mantenido relaciones entre ellas, así dice una de las actas: “trataban una con la otra carnalmente como hombre y mujer poniéndose la una debajo y la otra encima y tenían un instrumento de caña hecho a forma de natura de hombre, con el cual se conocían la una a la otra carnalmente y por dicho delito fueron desterradas de la dicha ciudad…”
El descubrimiento del entramado
Cuando su acto fue descubierto nuevamente, las mujeres fueron encarceladas y torturadas, siguiendo según lo que ellos creían, los mandatos de Dios.
Para 1606, las damas pasaron por un tercer juicio y fue así como su historia fue publicada en un libro llamado Las Cañitas: en las que se habla de Inés de Santa Cruz, una ex-monja y beata, una mujer instruida y de buena familia, y la otra involucrada era Catalina Ledesma, quien está casada y al no contar con los suficientes recursos, no pudo acceder a una buena educación.
La lucha por estar juntas las llevó a padecer tres juicios, latigazos y exilios. Un perdón real llegaría a sus vidas en 1625, y las obligaría a separarse, obligando a Catalina a regresar al lado de su esposo. Se cree que las ‘indulgencias’ que tuvieron con las mujeres, se debía a las conexiones familiares de Inés, la mayoría pensaba que eran locuras propias de las féminas.
A todo lo anterior, hay que sumarle que la relación de ambas mujeres era considerada como una ‘sodomía imperfecta’ algo que las salvó de un posible cadalso.
Fuentes:
- http://www.miguelgarciavega.com/las-canitas/
- https://elpais.com/cultura/2013/05/04/actualidad/1367696954_992222.html
Imágenes: 1. www.miguelgarciavega.com 2. elpais.com
Las actas de la Santa Inquisición
La Santa Inquisición solo fue una excusa para que los más corruptos y ambiciosos hombres de leyes, usaran la religión como su tapadera para esconder sus verdaderas intenciones: poder. Fue así como más de uno cayó en sus redes y fueron condenados por ser diferentes y desafiantes, y hasta nuestra fecha podemos encontrar historias como de Las Cañitas.
En el archivo de Simancas, unas actas fueron rescatadas por el historiador Federico Garza Carvajal en las que se reveló la historia de dos mujeres, llamadas Inés y Catalina, fueron condenadas por ‘crímenes absurdos.’ Las mujeres habían sido condenadas como lo peor, porque ambas habían mantenido relaciones entre ellas, así dice una de las actas: “trataban una con la otra carnalmente como hombre y mujer poniéndose la una debajo y la otra encima y tenían un instrumento de caña hecho a forma de natura de hombre, con el cual se conocían la una a la otra carnalmente y por dicho delito fueron desterradas de la dicha ciudad…”
El descubrimiento del entramado
Cuando su acto fue descubierto nuevamente, las mujeres fueron encarceladas y torturadas, siguiendo según lo que ellos creían, los mandatos de Dios.
Para 1606, las damas pasaron por un tercer juicio y fue así como su historia fue publicada en un libro llamado Las Cañitas: en las que se habla de Inés de Santa Cruz, una ex-monja y beata, una mujer instruida y de buena familia, y la otra involucrada era Catalina Ledesma, quien está casada y al no contar con los suficientes recursos, no pudo acceder a una buena educación.
La lucha por estar juntas las llevó a padecer tres juicios, latigazos y exilios. Un perdón real llegaría a sus vidas en 1625, y las obligaría a separarse, obligando a Catalina a regresar al lado de su esposo. Se cree que las ‘indulgencias’ que tuvieron con las mujeres, se debía a las conexiones familiares de Inés, la mayoría pensaba que eran locuras propias de las féminas.
A todo lo anterior, hay que sumarle que la relación de ambas mujeres era considerada como una ‘sodomía imperfecta’ algo que las salvó de un posible cadalso.
Fuentes:
- http://www.miguelgarciavega.com/las-canitas/
- https://elpais.com/cultura/2013/05/04/actualidad/1367696954_992222.html
Imágenes: 1. www.miguelgarciavega.com 2. elpais.com