La Fiesta de los Locos

La Fiesta de los Locos

La Fiesta de los Olvidados

Durante la Edad Medial y parte del Renacimiento se celebraba una festividad destinada a todas aquellas personas que no encontraban su lugar en una sociedad regida muchas veces por una moral militante: el desquiciado, el necio, el deforme, el lisiado. Marginados, todos esos personajes eran juzgados por dejarse llevar y no seguir a cabalidad aquellas pulsiones para las cuales en esos tiempos no había una explicación lógica. Era así como cada primero de enero se festejaba la fiesta de los locos o Festum Stultorum.

La diversión estaba a cargo del clero, aunque su origen era pagano

El sitio para el festejo era una iglesia en la mayoría de casos, y como pilar de la celebración se realizaba una misa burlesca: una parodia de la liturgia ya fuese católica u ortodoxa. El servicio lo realizaba un miembro del bajo clero (un fraile o monje que procedía de familias campesinas)

No existían las restricciones: el discurso eclesiástico se convertía en una sátira llena de sermones jocosos, picarescos o algo vulgares, hay algunos registros de las festividades, inclusive algunos miembros de la iglesia dejaron alguna reseña hablando de un posible origen.

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Anastasio III fue un antipapa conocido por sus habilidades de redacción. Este personaje nos dejó una versión del octavo concilio celebrado el año 859 en la que se reseña que la fiesta provenía de la superstición de los paganos a festejar el primer día del año, usando como vestimentas pieles de animales como ciervos. Durante el Concilio de Toledo, se estipuló que los cristianos harían oraciones y procesiones con ayuno para oponerse a ese día.

La Fiesta de los Locos

El código de vestimenta

Las personas que asistían al evento usaban ropas de colores vistosos, faldones recortados en puntas y algunos implementos como los coqueluchon, los cuales eran unas capuchas con dos largas orejas y cascabeles, para complementar usaban el marotte, un cetro burlesco adornado con una cabeza humana.

Para alegrar la ocasión, acompañaban el momento con la gaita, el instrumento favorito de la época y como aperitivos principales no podían faltar el queso y el puré de guisantes, los cuales no gozaban de mucha popularidad entre las clases altas.

La fiesta de los locos era el momento de desconexión tan deseado por muchas personas en el que efectivamente podían adoptar ese papel tan deseado de vivir, así sea por un par de horas, una vida un poco más divertida, excesiva. Una descripción nos relata lo siguiente: “Los sacerdotes disfrazados entraban en el coro bailando, saltando y cantando canciones picarescas. Los subdiáconos comían salchichas, jugaban a las cartas y a los dados sobre el altar; en lugar de incienso, quemaban suelas de zapatos viejos y excrementos”.

El fin de la celebración

Después de varios periodos de debates y controversias, la fiesta fue prohibida en el Concilio de Basilea en el año 1435, en el mismo clero existieron tanto partidarios como detractores, pero los testimonios que tenemos hoy en día nos hablan de la celebración de una manera condenatoria.

Sin embargo, la fiesta se siguió celebrando de manera clandestina, hasta su terminación total alrededor de las fechas del Concilio de Trento.

Fuentes:

  1. http://amberesrevista.com/la-fiesta-de-los-locos/
  2. https://www.youtube.com/watch?v=w7IqudXhRQM&t=375s

Imágenes: wikipedia.org

Bibliografía ►
El pensante.com (agosto 26, 2020). La Fiesta de los Locos. Recuperado de https://elpensante.com/la-fiesta-de-los-locos/