Leyendas de Grecia
La siguiente historia nos habla del respeto y de humildad. Verán, el rey Erisictón de Tesalia aprendió esos valores de una forma cruel: nuestra historia comienza un día que el rey decide construir un salón de banquetes y decide utilizar la madera de un bosque cercano, pese a que este bosque es sagrado para la diosa Deméter.
El monarca hace uso de los gigantes para empezar a destruir el bosque, incluyendo los álamos (arboles consagrados a la deidad Deméter). Cuando comienza a talar el árbol, la dríade en el tronco comienza a gritar de dolor, una situación que llama la atención de la diosa quien toma la forma de una sus sacerdotisas y de buena forma le pide al rey que pare con sus actos. Sin embargo, en vez de arrepentirse con lo que estaba haciendo, amenaza a la diosa y continua con su construcción.
Llena de ira, la diosa pide a Némesis (de quien hablamos en el artículo La Diosa Griega de la Justicia) y a Limos (Dios del hambre) que vengaran el ultraje al que se vio sometida: fue así como Eresictón fue condenado a vivir con hambre y entre más comiera, más aumentaría su apetito.
Rey Hambriento
El hambre del monarca lo llevó a que vendiera todas sus posesiones, acabando con las riquezas de su poblado y convirtiéndose en un mendigo: entre sus actos más bajos terminó vendiendo repetidamente a Mestra, su hija, como esclava, cuando descubrió que esta tenía la habilidad de cambiar su apariencia (don otorgado por su amante Poseidón).
La chica sentía cierta obligación con su padre, y a pesar que podía escapar siempre volvía con él para ayudarlo. Finalmente, Eresictón terminó comiéndose así mismo, poniendo fin así a su tormento. Con la muerte de su padre, la bella Mestra quedó libre de su obligación filial, y decidida a ser feliz contrajo nupcias con Autólico, el abuelo de Odiseo.
Fuente:
- https://es.wikipedia.org/wiki/Eresict%C3%B3n_de_Tesalia
Imagen: unidadpedagogicaespanol.wordpress.com