Sin embargo, si hablamos en términos de desarrollo tecnológico, no cabe duda de que la modernidad es la más aventajada: pese a los grandes logros de muchas sociedades, por ejemplo, en términos arquitectónicos, ninguna de ellas puede competir, en términos de tamaño y eficiencia, con los grandes rascacielos modernos. En términos de transporte, ninguna puede igualar nuestros aviones y gigantescos barcos, que han superado por mucho las limitaciones que las distancias imponían a nuestros antepasados.

Pruebas que le apuntan a un desarrollo desconocido

Sin embargo, algunos objetos parecerían cuestionar esta versión tan lineal de la Historia. Unas de los más conocidos son llamadas “Baterías de Bagdad”, y se encontraron en Kujut Rabua, en el actual Irak, hacia mediados de 1936. El hallazgo se dató en el periodo Parto: en torno al siglo III d. C. Aunque normalmente se habla de “la batería de Bagdad”, fueron en verdad varios de estos misteriosos jarrones los que se encontraron aquella expedición.

En esencia, se trata de un mecanismo muy sencillo: un jarrón de cerámica que en el interior tenía un cilindro de cobre fijado al cuello con una varilla de hierro en el interior. De propósito desconocido, el objeto podría haber sido usado para generar una corriente eléctrica leve si se llenaba con un líquido ácido (como zumo de limón), por lo que de inmediato Wilhelm König, arqueólogo entonces a cargo del Laboratorio del Museo Estatal de Bagdad, lo identificó como una posible batería.

Los debates sobre la Batería de Bagdad

Sin embargo, la cosa no era tan simple como parecía. Una batería no tiene sentido en una sociedad que no usa masivamente la electricidad: ¿para qué construir una fuente de energía que iban a ser incapaces de utilizar? Para mayor problemática, la batería genera un voltaje mínimo, que en condiciones ordinarias una persona sería incapaz de sentir.

El periodo del cual proviene la batería es uno particularmente nebuloso en la historia de esta región del mundo, por lo que no quedan fuentes que nos indiquen el uso que se le daba a la enigmática “batería de Bagdad”. Varias teorías se han propuesto para explicar esta aparente contradicción:

En primer lugar, algunos afirman que el objeto jamás fue usado como batería y el hecho de que tenga un circuito prácticamente integrado no es más que una casualidad. Esta es la posición predominante de los académicos en la actualidad, que consideran que el objeto se usaba para guardar pergaminos.

En segundo lugar, una versión radicalmente opuesta defiende el uso del objeto como batería, principalmente por razones médicas. Experimentos en los que se recrea el objeto han mostrado que una serie de baterías de este tipo pueden acumular potencia y generar una corriente de hasta dos voltios, una cantidad modesta, pero considerable para un objeto tan simple.

Una teoría intermedia afirma que la corriente podía usarse para galvanizar oro y plata, o para pulir los objetos de plata. Esta teoría, aunque demostrada en la práctica, carece de apoyo en la academia pues no se ha encontrado un objeto que fuese efectivamente modificado usando la batería.

Durante la invasión a Irak del año 2003, las baterías se perdieron en uno de los bombardeos a Bagdad. Hoy día se encuentran desaparecidas, seguramente como parte del mercado negro de objetos arqueológicos, y por lo tanto no podrán volver a ser investigadas en mucho tiempo. Lamentablemente, los secretos de las baterías de Bagdad seguirán ocultos por mucho tiempo más.

Fuente de imágenes: 1: theironskeptic.com, 2: newsimg.bbc.co.uk