El ideal de la belleza física
Cualquier medio que permitiera llegar al cuerpo perfecto era válido para todos aquellos que tuvieran aquel fin como meta, pero las ilusiones del cuerpo eran ideales para crear fraudes y vender ideas que no tenían ningún tipo de argumento verídico científico.
Fue así como en la década de 1920 surgieron los primeros jabones reductores de grasa. Dirigidos a un público femenino, salió en varios medios del momento, tips que prometían la pérdida de grasa sin necesidad de dietas o ejercicios.
Uno de los primeros y más populares fue el jabón La-Mar hecho a base de aceite de coco, yoduro de potasio, entre otros ingredientes que prometían que derretirían la grasa y encogerían la piel para que no hubiera exceso de esta al perder peso. El jabón se vendía a 50 centavos y si se agregaba otros 3 dólares se podrían llevar un cepillo reductor.
Publicidad engañosa
“Sin hacer dietas o ejercicios sea tan delgado como desee” decían algunos anuncios que prometían un resultado inmediato y que ademán tenían la ventaja de que ayudarían a reducir zona en específico como el abdomen, el tobillo, la papada o cualquier otra área. Otro jabón que prometía tener los mismos resultados que el anterior era el Fatoff, aunque más adelante se supo que sus ingredientes no servían para nada, se supo que se lograron vender unos 200 a 300 jabones al día, aunque no resultaría ser tan rentable debido al enorme gasto en publicidad.
Finalmente, para 1926 en Estados Unidos se declaró este producto como un fraude y se prohibió su publicidad como jabón reductor. Sin embargo, actualmente podemos encontrar una variedad de jabones reductores que prometen resultados casi milagrosos, algo sin mucho sentido teniendo en cuenta la variedad de ingredientes usados y que perder peso involucra una serie de factores como una alimentación balanceada, visitas al médico y una rutina de ejercicios acorde con el metabolismo.
Fuentes:
- vintagenewsdaily.com
- www.mentalfloss.com/article/71419/questionable-weight-loss-ads-history
Imágenes: 1. mentalfloss.com
El ideal de la belleza física
Cualquier medio que permitiera llegar al cuerpo perfecto era válido para todos aquellos que tuvieran aquel fin como meta, pero las ilusiones del cuerpo eran ideales para crear fraudes y vender ideas que no tenían ningún tipo de argumento verídico científico.
Fue así como en la década de 1920 surgieron los primeros jabones reductores de grasa. Dirigidos a un público femenino, salió en varios medios del momento, tips que prometían la pérdida de grasa sin necesidad de dietas o ejercicios.
Uno de los primeros y más populares fue el jabón La-Mar hecho a base de aceite de coco, yoduro de potasio, entre otros ingredientes que prometían que derretirían la grasa y encogerían la piel para que no hubiera exceso de esta al perder peso. El jabón se vendía a 50 centavos y si se agregaba otros 3 dólares se podrían llevar un cepillo reductor.
Publicidad engañosa
“Sin hacer dietas o ejercicios sea tan delgado como desee” decían algunos anuncios que prometían un resultado inmediato y que ademán tenían la ventaja de que ayudarían a reducir zona en específico como el abdomen, el tobillo, la papada o cualquier otra área. Otro jabón que prometía tener los mismos resultados que el anterior era el Fatoff, aunque más adelante se supo que sus ingredientes no servían para nada, se supo que se lograron vender unos 200 a 300 jabones al día, aunque no resultaría ser tan rentable debido al enorme gasto en publicidad.
Finalmente, para 1926 en Estados Unidos se declaró este producto como un fraude y se prohibió su publicidad como jabón reductor. Sin embargo, actualmente podemos encontrar una variedad de jabones reductores que prometen resultados casi milagrosos, algo sin mucho sentido teniendo en cuenta la variedad de ingredientes usados y que perder peso involucra una serie de factores como una alimentación balanceada, visitas al médico y una rutina de ejercicios acorde con el metabolismo.
Fuentes:
- vintagenewsdaily.com
- www.mentalfloss.com/article/71419/questionable-weight-loss-ads-history
Imágenes: 1. mentalfloss.com