Definición del tomate
Conocido en algunas regiones como jitomate o tomatera, el tomate constituye el fruto de una planta de la especie conocida como solanum lycopersicum, la cual cuenta con grandes propiedades nutricionales, al tiempo que destaca por su rápida y fácil cosecha.
De acuerdo a los expertos en plantas y a los historiadores, el tomate es originario de América, y fue uno de los productos llevados a Europa a raíz del proceso colonizador del viejo continente sobre las tierras y pobladores originarios del continente americano. A la luz de estos datos el tomate dejó de ser cultivado solamente por los habitantes precolombinos, época en donde se conocía desde México hasta Chile, para cruzar el Océano y llegar a las cocinas europeas, y ahí al resto del mundo. Actualmente es consumido por la mayoría de culturas, las cuales las incluyen dentro de sus preparaciones cotidianas como ensaladas, sopas, jugos, salsas, arroces, carnes e incluso postres, demostrando así que el tomate es el rey de las preparaciones por su versatilidad, sabor y jugosidad, además por su puesto de sus grandes propiedades alimenticias que lo convierten también en una excelente opción nutricional.
En este sentido, los nutricionistas han señalado que el tomate es una fruta cuya mayoría está compuesta por agua, convirtiéndose en una gran opción alimenticia a la hora de hidratarse. Así mismo cuenta con un aporte importante de carbohidratos, por lo que representa una fuente natural de energía. Así mismo, los especialistas en nutrición han señalado cómo este alimento es una rica fuente de minerales como el Potasio, el cual es vital para mantener el equilibrio de líquidos en el cuerpo, así como de Magnesio, conocido por sus propiedades para regular la glucosa en la sangre, así como para ayudar al cuerpo a fijar calcio en los huesos, evitando su perdida.
De igual forma, los especialistas han señalado el gran aporte de vitaminas que este fruto rojo, redondeado y un poco regordete puede brindar al organismo humano, entre las que destacan las vitaminas del complejo B (B1, B2 y B5) indispensables para funciones básicas del cuerpo como la síntesis de proteínas, regeneración de tejidos, producción de glóbulos rojos, además de ser una poderosa fuente de vitamina C, necesaria también para evitar los procesos de oxidación en el cuerpo.
No obstante, el ingerirlo en las comidas no es la única forma de poder aprovechar las grandes propiedades nutricionales del tomate. En los últimos años, algunos cosmetólogos han descubierto cómo su aplicación en determinadas zonas y de maneras específicas dota de brillo, salud y belleza a zonas críticas de nuestro cuerpo, como por ejemplo el cutis de la cara, la piel de las manos y el cabello.
A continuación entonces algunas maneras sorprendentes de emplear el tomate en beneficio de la belleza corporal:
Cosmético contra el acné
Según lo señalado por algunos especialistas de las cosmetología, el tomate constituye un gran ingrediente natural en el tratamiento contra los síntomas del acné. A pesar de que actualmente se sabe que el Acné es una condición metabólica más que cutánea, igualmente su expresión debe ser tratada. En este sentido la rica carga de vitamina A y C de esta fruta resulta un importante astringente, que propicia la sequedad de algunas de las protuberancias y espinillas que salen en la piel del rostro, debido a esta condición.
Con respecto al uso del tomate con este propósito, los cosmetólogos indican que éste debe picarse en dos, y exprimirse hasta formar una pasta o pulpa con esta fruta, la cual se usará para hacer una mascarilla, con la cual se cubrirá la piel por un lapso de quince o veinte minutos, después de lo cual debe retirarse y lavarse la piel con un jabón neutro. Igualmente es importante resaltar que este tipo de tratamientos deben seguirse sólo con la autorización del dermatólogo tratante.
Como exfoliante
Así mismo, aun cuando no sufra de acné, se pueden aprovechar las propiedades nutricionales y curativas del tomate. Con respecto a sus posibles usos sobre el cutis de la cara, algunos expertos señalan que esta fruta resulta un efectivo exfoliante. Para usarla con este sentido, se recomienda escoger dos tomates maduros, los cuales se despojarán de sus pieles, se picarán en pedazos pequeños, y serán mezclados con una cucharadita de aceite de oliva y tres cucharadas de avena. Se debe proceder entonces a mezclar vigorosamente esta preparación, a fin de conseguir una pasta, la cual deberá disponerse sobre la cara, al tiempo que se masajea el cutis de forma ascendente. Terminado el masaje, debe enjuagarse con abundante agua, y usar una crema hidratante. Según lo afirmado, la piel no sólo se hidratará, sino que quedará limpia de impurezas y células muertas. No obstante esta preparación no está recomendada para pieles grasas.
Contra el cabello opaco
La mayoría de los expertos coinciden en señalar que un cabello brillante es sinónimo de un cabello sano, en este sentido un cabello opaco puede ser síntoma de maltrato por parte de los tintes, mala alimentación o falta de agua. Si la persona ya ha resuelto las causas orgánicas que causan esta debilidad y falta de brillo, pero quiere reforzar el tratamiento, proporcionándole a su cabello un ingrediente natural que lo haga brillar, la solución es el tomate. En este sentido, los cosmetólogos alternativos aconsejan sacar el zumo de dos tomates, y agregárselos al cabello húmedo, permitiéndole actuar por unos veinte minutos. Pasado ese tiempo debe enjuagarse con abundante agua, y lavarse dos veces con el champú de preferencia. De acuerdo a lo que afirman los que recomiendan este método, el cabello lucirá mucho más brillante, recuperando su aspecto saludable.
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